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Mira

5, abril 2015 - 11:45

┃ María Vega

cro-futi-madrid-granada

POR DANIEL CHANONA
CORRESPONSAL

MADRID, España.- Diez goles. Diez. Increíble. Inaudito. Indescriptible. Los ramos dominicales fueron para el Real Madrid. Y el vanaglorio, y la destreza y el desparpajo. Cinco de Cristiano Ronaldo, dos de Karim Benzema, uno más de Gareth Bale y el restante lo firmó Diego Mainz en propia puerta. Robert Ibáñez, batiendo a Iker Casillas, entumecido por no hacer demasiado, honró su oficio de atacante. 9-1 el marcador final. Lerdo en coberturas y con un portero al borde de la insolación primaveral, el Granda no intentó, ni siquiera, anteponer su voluntad.

Mantener un once tipo para los granadinos es un calvario. Es un equipo desprovisto de identidad colectiva, raquítico, y de sentido de pertenencia. Los milagros se imploran cuando el fulgor humano ya no ciega en la cancha. Cabizbajos, continuarán la procesión camino de su anhelada permanencia.

El Real Madrid pudo haberse abotonado el esmoquin sobre el primer cuarto de hora, y pavonearse en el vals sin despeinarse, pero decidió tan solo acomodarse el moño. Gareth Bale brindó en nombre del madridismo con la primera copa del festejo, servida en el minuto 25. Recibió de Toni Kroos un pase filtrado, mal atajado por la defensa granadina, que propició el achique enloquecido del guardavallas. Parsimonioso, el galés lo sacó de sitio para rubricar su diana con el marco totalmente descubierto. La botella de champán, una vez abierta, derramó goles a granel.

Cristiano Ronaldo partió a casa enronquecido de tanto celebrar. 47 anotaciones en 41 partidos. 36 de ellos en Liga; cinco el fin de semana. Su primera llegó al minuto 30, concesiones dentro del área grande le permitieron disparar cruzado a segundo poste. Su segunda la gestó a botepronto, seis minutos más tarde, tras recibir de Marcelo un centro por la izquierda. Su tercera, al 38’, de mediana distancia, con un trallazo “tumbaconsuelos” que encorvó las manos de un ofuscado velador de la retaguardia sureña. La cuarta, desplomándose sobre la línea de fondo, con la cabeza, asistido por Bale, entrado el 54’; y la quinta, al 89’, posterior al cobro de un tiro libre. Incluso fueron pocas, comparadas con las vastas oportunidades que tuvo durante toda la celebración. Luka Modric se cuece aparte. Jugadorazo.

Un brochazo de vanidad quedaba en el Granada, cuyo desahogo provino del botín diestro de El-Arabi, en una descarga que retumbó el larguero ante el lance “peliculesco” de Casillas. Robert Ibáñez contribuyó a refrendarla, cumplido el minuto 75, con el tanto de la honra. Los rojiblancos fueron incapaces de oponer resistencia, su negada voluntad evitó escudar sus precariedades. Su capitán Diego Mainz simbolizó el agobio, anotando en propia puerta el octavo de la tarde.

Karim Benzema predicó la elocuencia del domino, al 51’ y al 55’, doblete que lo refugió pronto en el banquillo, aplaudido. Javier Hernández ocupó su lugar. Con la testa, “Chicharito” rebuscó el décimo gol blanquecino, mas Oier Olazábal, por fin, se dignaba a cumplir con su encomienda: atajar. El delantero mexicano disputaría 30 minutos.

Sin lugar dudas el Granada es un conjunto desprovisto de genios, los que obligaron a los de Ancelotti a resurgir, a esbozar de nuevo honorabilidad y un futbol de clase, con sentido y vocación. El sparring de la Jornada 29 lo de menos fue. Se trataba de que el Real Madrid se sintiese omnipresente, intimidante, justo cuando apremia el instinto liguero de supervivencia.

ALINEACIONES

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Ramos, Varane, Marcelo; Kroos (Illarramendi 56’), James (Jesé 61’), Modric; Benzema (Hernández 61’), Bale y Cristiano. DT.- Ancelotti.

Granada: Oier; Foulquier Babin (Murillo 61’), Mainz, Juan Carlos; Rico (Eddy 54’), Iturra; Ibáñez, Candeias, Rochina (Piti 52’); y El-Arabi. DT.- Resino.