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Mira

7, abril 2015 - 11:09

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EFE

Bayer Leverkusen será mañana un reto decisivo, en los cuartos de final de la Copa de Alemania, para un Bayern Múnich minado por las bajas de Arjen Robben, Franck Ribery y David Alaba.

Además, el equipo de Pep Guardiola tiene la duda de Bastian Schweinsteiger, que sufrió un golpe en un tobillo el sábado ante el Borussia Dortmund. Thiago Alcántara ha vuelto, jugó cerca de veinte minutos el sábado, pero todavía no está en plena forma.

Robben, al que le quedan por lo menos cuatro semanas más de baja, Ribery, cuya vuelta es más próxima, y Alaba, también baja de larga duración son casi medio equipo por la importancia que tienen en el terreno de juego.

En el esquema de Guardiola, Robben -además de ser el máximo goleador del equipo en lo que va de temporada- ha sido definido como el único imprescindible. Ribery es probablemente el único que puede ser casi tan desequilibrante como Robben.

Alaba, antes de su lesión, estaba en un increíble estado de gracia y Guardiola recurría a él como un arma de varios usos y al austríaco se le veía jugar como lateral, como central o como centrocampista y siempre resultaba una amenaza para los contrarios en los lanzamientos de faltas.

La baja de esos tres jugadores, que ya estuvieron ausentes contra el Dortmund, ante un equipo de la envergadura del Leverkusen y en una eliminación directa a partido único hace que la pizarra de Guardiola esté ante un reto especial.

Hasta ahora, el proyecto de Guardiola en el Bayern ha sufrido sólo un revés serio. Fue la eliminatoria ante el Real Madrid en la semifinal de la última Liga de Campeones. Las otras derrotas -que no han sido muchas- han quedado en fallos cosméticos.

En la Bundesliga este año sólo ha cosechado dos derrotas, ante el Wolfsburgo y el Borussia Mönchengladbach, sus perseguidores más cercanos ante los que el Bayern tiene 10 y 17 puntos de ventaja, respectivamente.

En la temporada pasada, las derrotas ligueras sólo se dieron después de que el Bayern se había asegurado el título de la Bundesliga.

Una situación de riesgo, que hubiera podido cuestionar todo el proyecto, se dio después de la eliminación de la Liga de Campeones, cuando el Bayern afrontó la final de la Copa de Alemania ante el Borussia Dortmund, esa vez también con numerosas bajas.

Al final, el Bayern -experimentando por primera vez con una defensa de tres centrales- solventó el reto y se impuso, con algo de suerte, por 2-0 en la prórroga.

El sábado pasado, otra vez con muchas bajas ante el Dortmund a domicilio, el partido volvió a terminar con una victoria por 0-1. Era el ensayo general para el partido de mañana, más decisivo, y para lo que viene en los cuartos de final de la Liga de Campeones ante el Oporto, cuando seguirán de baja al menos Robben y Alaba.

El esquema, que puede parecerse al de mañana, partió de una defensa de tres centrales, como en la final copera de la temporada pasada, y con dos carrileros avanzados -Rafinha y Juan Bernat- rodeando un trivote que el sábado formaban Philipp Lahm, Xabi Alonso y Bastian Schweinsteiger.

Schweinsteiger, si causa baja, podría ser sustituido por Thiago o, si a Guardiola eso le parece un riesgo excesivo, por Sebastian Rode. Alternativamente, podría sacrificarse a uno de los tres centrocampistas para darle paso a Mario Götze, que empezó el partido el sábado en el banquillo.

En todo caso, el Leverkusen procurará someter mañana al Bayern a un partido de alta intensidad y procurará llevarlo hasta los límites de su rendimiento físico.

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