2, julio 2014 - 19:19
favela11
SALVADOR DE BAHÍA.-Brasil se jacta de ser un país rico, importante y líder en Latinoamérica.
Su economía creció a pasos agigantados desde hace más de una década en donde encontraron estabilidad y fueron a la cima con el antiguo Presidente, Luiz Inacio Lula Da Silva, y hoy liderados por Dilma Rousseff no han podido atender a su pueblo, aquel que por años ha estado sumido en la pobreza, en la marginación, abandono y en la peor de sus vidas, en las favelas.
Y es que si bien cada estado de Brasil cuenta con la bipolaridad en cuanto a las clases sociales, Salvador de Bahía no se queda abajo y detrás de los enormes rascacielos no oculta la pobreza de sus favelas, aquel entorno difícil de entender y comprender, entorno peligroso, entorno sin los servicios básicos, ya que aunque existan miles de habitantes que viven en departamentos, residencias, condominios o algo afín, en las favelas se encuentra otro grueso de la población, otro grueso de Brasil.
Enclavadas en cerros y barrancas, hasta al auto le cuesta trabajo ascender, un habitante que la hace de vigilante, te pide a dónde vas, te cierra el paso, te sigue y alejas, pero por el retrovisor se percata que te clava la mirada. La subida sigue y sigue, y solamente vez un panorama tétrico y desolador como sin que policías o gobiernos ascendieran.
Niños en las calles, casas casi desmoronándose, contadas las que cuentan con ventanas y uno que otro cable que cuelga a un poste de energía eléctrica. Olores fétidos, de pobreza y suciedad, un clima de marginación en donde el borracho duerme en la banquetas y las pequeñas escalinatas retratan una hostil entrada a ese mundo, a ese otro Brasil, a ese otro país que no es como se muestra.
Es cierto que en todo el Mundo existen condiciones de esta magnitud, pero este tipo de diferencias sociales y económicas son únicas en el país del Mundial, en sus favelas, que son admiradas a lo lejos, pero difíciles de comprender a su interior.
En ellas habita la mano obrera de un país que ha crecido gracias a ellos, pero que en la retribución de los gobiernos se han quedado desolados, por lo que a su contestación es que reina la pobreza, inseguridad, drogadicción y prostitución, todo en medio de una desolación de gente que reina en la falta de oportunidades, apoyo y ausencia de medios federales y familiares, y que a la vez son el obstáculo que dividen la realidad de Brasil, el país que está entre dos mundos. (LGO/ Foto: Jorge Barrera/ enviados especiales)
[new_royalslider id=”118″]