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Mira

16, abril 2015 - 0:42

┃ María Vega

nota-toros-joselito-adame

SEVILLA, España.- La primera oreja de la Feria de Sevilla 2015 fue para uno que venía del otro lado del charco para reivindicarse en un cartel escoltado por sevillanos. Joselito Adame marcó una diferencia clara que fue el temple. Desde ese primer toro, con la lluvia aún dejándose ver y sonar -cómo se escucha llover en La Maestranza-, el mexicano impuso el orden, la quietud, el hacer las cosas bien, despacio. En el cuarto de la tarde fue cuando recogió los frutos de esa manera de estar y pisar el ruedo. Con la izquierda atemperó la embestida de un toro rebrincado, y cuando ya había arrancado suficientes olés y la música, volvió a coger la derecha para redondear la faena. Suya fue la tarde que se hizo fría frente a toros más bien ásperos. Oliva Soto tuvo momentos relevantes con el capote y Esaú Fernández, fiel a sí mismo, hizo prevalecer su torería chulesca.
Comenzaba la corrida a su hora pero bajo un manto de agua, con la gente saliendo de sus guaridas para sentarse en un tendido mojado, escondidos bajo los paraguas y haciendo alarde de afición. La lluvia siempre da esa sensación de prisas y bulla, pero Joselito Adame las eliminó. Anduvo despacio y toreó con gusto al primero, alto, burraco. Lo paró con suavidad y tiento y en tío, hombre y caballero, no tiene por qué ser en ese orden, respondió por gaoneras a un quite de Oliva Soto que tuvo mucho eco en los tendidos. Tras el brindis al público, hubo un inicio de muleta genuflexo. Con mucho gusto y compás. El toro, aunque tuvo humillación en el embroque, salió de los muletazos con la cara alta y distraído. Esa fue la tónica general de la corrida de Cayetano Muñoz, cuyos principios de embestida no fueron iguales que los finales. Los toros fueron desarrollando sentido a medida que avanzaban las faenas, e incluso con algún toro peligroso, no resultó fácil estar delante de ellos y ligar series.
No es que el cuarto, jabonero, cornicorto, fuera una exquisitez, sino que Adame se impuso a los defectos porque el toro por arriba se volvía loco, pero tomó ventaja de esa movilidad y transmisión para señalar su proeza. Se situó en los medios y le plantó cara y muleta con la mano derecha, a una distancia media. Con la izquierda, en la primera serie aguantó mucho y a la segunda serie ya consiguió templar la embestida y hacer sonar la música. Muy torero, de principio a fin. Una vez conquistado ese pitón, volvió por el derecho para ligar una serie a cuerpo relajado y se fue por la espada en ese momento que fue el preciso. A pies juntos dibujó una última serie al natural. La faena estaba hecha, con inteligencia, belleza y armonía. El estoconazo y la oreja fue el mejor final.
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Primera de la Feria de Abril. Tarde lluviosa. Un tercio de plaza. Toros de Cayetano Muñoz, aplaudido el cuarto y quinto, ásperos en conjunto. Joselito Adame, silencio y oreja; Oliva Soto, silencio y silencio y Esaú Fernández, ovación y silencio. Se guardó un minuto de silencio en memoria de ‘Alfonsillo de Camas’, abuelo de Oliva Soto. Saludaron en banderillas del quinto Alcalareño y del sexto Curro Robles. (Texto: Mundotoro.com/Fotos: Suertematador.com)