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17, abril 2015 - 1:12

┃ María Vega

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SEVILLA, Esp.- La corrida de Fuente Ymbro, de hechuras dispares, imponente en cualquier caso, quizás por encima del toro de Sevilla, tuvo la virtud del galope. Esa alegría y transmisión en la embestida que llega fácilmente a los tendidos y que tiene la emoción tan buscada por algunos aficionados. No siempre eso es sinónimo de clase y hay quien distingue entre la bravura y el motor. El galope y el tranco. A gusto del consumidor, porque en el envío de Ricardo Gallardo hubo de todo. Fue al cuarto, de pecho predominante pero suelto de carnes, más vasto, con calidad, al que Antonio Nazaré le cortó la oreja, trazando muletazos soberbios por el pitón derecho. Al toro, que embistió humillado y con nobleza, se le pidió la vuelta al ruedo.
Arturo Saldívar llevó a cabo una faena discontinua al segundo de la tarde, un toro hecho cuesta arriba, que embistió con alegría, pero a arreones. En el quinto se fue a portagayola y el toro le vino cruzado. Buscó de nuevo el lucimiento con una larga cambiada, ya en el tercio y con lances de rodillas. El castaño, bien hecho, fue blando de manos y repitió pero no al gusto del torero, que finalmente dejó una estocada entera ejecutada con facilidad.
Segunda de la Feria de Abril. Un tercio de entrada. Toros de Fuente Ymbro, de hechuras dispares, buenos en líneas generales, al cuarto, de mayor calidad, se le pidió la vuelta al ruedo. Antonio Nazaré, ovación y oreja; Arturo Saldívar, silencio y silencio, y Javier Jiménez, ovación y silencio. Saludaron en banderillas Lipi y Ricardo Izquierdo en el tercero, y el picador José Antonio Flor fue ovacionado en el primero. (Mundotoro.com/Fotos: Suertematador.com)