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Mira

21, abril 2015 - 23:09

┃ Miguel Ángel Mujica

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PUEBLA.- La tarde era diferente a las demás, no solamente porque una final regresaba a Puebla, sino porque el último ídolo mexicano decía adiós a las cachas.

Desde tres horas antes, el sentir de los aficionados poblanos era claro, la Copa primero, después la despedida de Cuauhtémoc Blanco.

Dentro del inmueble universitario las playeras con el “10” poblano le competían a los miles de hinchas rojiblancos que hicieron del Universitario BUAP una sucursal del estadio Omnilife.

Rojiblanco fue el color del inmueble hasta que saltó a calentar el local. Encabezados por el hombre del día, Puebla arropó a su leyenda en la cancha.

¡Blanco, Blanco! fue la voz de toda la Angelópolis por lo menos durante unos cuantos segundos.

El juego inició con Blanco en la banca. Los goles de Facundo Erpen y Luis Gabriel Rey robaron la mirada de todos, pero el “Cuau” no desesperó.

Para el complemento la cosa no cambió, Chivas le robó miradas, luego Matías Alustiza con otros dos, pero el momento por fin llegó.

Con 69 minutos en el reloj, Blanco se enfiló a la línea de cal, el momento había llegado.

El “Chavo” se fue a la banca y Cuauhtémoc corrió hacia su lugar en la delantera.

Tamayo le puso una, Rey lo habilitó y hasta un apagón hubo. Blanco se fue con las ganas de probar al arco.

Al silbato final hizo correr a Fabián Villaseñor hasta la media cancha, junto con él, todos los jugadores del Puebla levantaron al “10”.

No todo quedó ahí, Luis Miguel Noriega, en un acto de agradecimiento, cedió el gafete al “Temo”, Blanco, arropado por todos sus compañeros levantó el título y lo festejó en grande, corrió, lloró y se despidió de toda su afición. Una noche que jamás olvidará. (Miguel Ángel Mújica/Enviados especiales).