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22, abril 2015 - 22:35

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POR A.G. GONZÁLEZ
FOTOS: JORGE BARRERA Y JESÚS TÉLLEZ

IMPACT de Montreal, tan desconocido para muchos como menospreciado por otros tantos puso a sufrir al América con lo justo. Las Águilas, que volvieron a caer en una sobredosis de soberbia y una ausencia de contundencia, sufrieron de otro bajón en su futbol y apenas rescataron un empate después de la ida en la final de la Liga de Campeones de la Concacaf.

Oribe Peralta, al que se suponía guardarían para el fin de semana, saltó desde la banca y puso remedio a todo lo que el resto de los atacantes azulcremas no pudieron hacer. Cabezazo salvador que dio un respiro al tan golpeado ánimo emplumado. Fueron cinco minutos finales de alarido en el estadio Azteca que parecía caerse, pero todo quedó en la igualada para definir las cosas en Montreal, en donde ya no hay boletos para la vuelta.

Gustavo Matosas no la ha pasado bien en el banquillo de la escuadra americanista y se vienen días de enorme tensión previo al Clásico del domingo en Guadalajara. El uruguayo está muy lejos de todo lo que se esperaba fuera con esta institución, que le había puesto como el tipo ideal para mantener el paso ganador que ha tenido el club en los últimos años con diferentes estrategas.

Y no es que no lo intentaran de todas las formas, futbolísticas y de instinto, pero simplemente no entró hasta que apareció Peralta. Todo lo que hace unas semanas se vivió ante el Herediano en las semifinales ayer quedó en el olvido debido a la frustración de no poder cumplir con aquello de que debían llevarse una importante ventaja a Canadá.

El América rebasó las dos decenas de remates sobre el arco de Evan Bush, pero cuando éste no desvió el balón o se lo quedó, los delanteros azulcrema fallaron para llenar de impotencia a su entrenador, quien quedó como estatua en la zona técnica sin poder creer que de nueva cuenta se le venía la noche encima.

Ignacio Piatti tuvo una y la metió. Fue como una pedrada al ánimo de los aficionados americanistas que esperanzados en volver a vivir una noche mágica, hicieron una buena entrada en el estadio Azteca. Lo del Montreal fue un descuido de la zaga americanista, que les dejó llegar hasta tres cuartos de terreno con balón controlado y después perdió la marca de dos en el área, uno de ellos el argentino ex de San Lorenzo, quien pateó de primera y venció a Muñoz por abajo.

Los canadienses hicieron dos disparos a gol en todo el primer tiempo y uno de estos fue la anotación que los tenía con la ventaja parcial. El América realizó seis envíos sobre el marco de Bush, pero no tuvo la contundencia como para pasarla mejor en lo que siguió del partido.

Y tuvieron una por el centro del área, pero el tanto de Michael Arroyo no contó debido a que el árbitro Rodríguez señaló fuera de lugar al apoyarse en el señalamiento de su asistente. Habían pasado diez minutos del tanto de los canadienses y parecía que era el respiro que necesitaban los locales para quitar un poco de la presión que se acumulaba conforme corría el cronómetro.

Pero todo lo contrario, las Águilas no pudieron superarse a sí mismas y comenzaron a perder una y otra vez las oportunidades. Vinieron los cambios, entraron Oribe Peralta y Martín Zúñiga, pero nada, la misma historia que con sus compañeros: La pelota era de los locales, las ocasiones también, pero no cayó el gol y así se les fue la oportunidad de levantar el orgullo de un equipo que esta golpeado desde hace semanas.

El partido estaba por finalizar cuando una falta cerca del área por la banda de la derecha dio paso a un buen servicio de Sambueza a segundo poste. Ahí apareció Oribe, se levantó, no fue el salto más vistoso que haya hecho en su carrera pero sirvió para rescatar al América de un papelón en extremo. Peralta los puso de nueva cuenta en la serie para viajar a Montreal, aunque claro que quedaron interrogantes de lo que ocurre con este América que sufre de más en las dos competencias que tiene y el domingo, tienen el Clásico en Guadalajara.