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4, julio 2014 - 10:56

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EFE

Las aficiones de Alemania y Francia, dos de las cuatro selecciones europeas que resisten en el Mundial, tomaron hoy el estadio Maracaná de Río de Janeiro horas antes del choque de ambos por los cuartos de final.

Con sus tradicionales camisas blancas, la cara pintada de rojo, amarillo y negro, bufandas de la ‘Mannschaft’ en mano y entonando cánticos en alemán, los teutones superaban en número a los ‘Bleus’ en los aledaños del mítico coliseo carioca.

Los franceses, aunque en minoría, se hicieron notar con canciones, alegría y el colorido de la bandera tricolor francesa, que muchos también se pintaron en el rostro para animar al equipo de Karim Benzema.

“Yo tengo 56 años y cuando tenía doce, dije que un día vería a la selección de Francia jugando en el Maracaná. Este es mi primer partido en el Mundial y espero mucho ver una victoria de mi país”, dijo a Efe el comerciante francés Alain Pollet, que estaba acompañado de su hijo.

El Maracaná y sus alrededores también estaban teñidos en parte del amarillo de la selección brasileña, que hoy entra en campo en Fortaleza contra Colombia por los cuartos de final.

Muchos aficionados brasileños acudieron vestidos con la camiseta rojinegra del Flamengo, el club más popular de Brasil y en cuyos colores se inspiró la casaca suplente de Alemania, que ha tenido un éxito de ventas rotundo en Río de Janeiro.

Para este partido, las autoridades brasileñas reforzaron la seguridad, para evitar nuevas invasiones del estadio, como las que protagonizaron en jornadas pasadas los aficionados de Chile y Argentina, o las peleas que ocurrieron después del Uruguay-Colombia de octavos de final.

Los aficionados tuvieron que pasar tres controles de seguridad a la salida de la estación de metro de Maracaná, que está comunicada con el estadio por una pasarela sobre la avenida Radial Oeste.

En la puerta de la sala de prensa también había dos hileras de policías, para reforzar el punto por donde 87 aficionados chilenos vulneraron la seguridad, invadieron en estampida la sala de prensa y causaron numerosos destrozos en el mobiliario y en los equipos de algunos periodistas.