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Mira

4, mayo 2015 - 9:16

┃ Fernando Schwartz

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LAS VEGAS.- El arte de la fistiana de donde deriva el boxeo, es el arte de atacar y de defender. Es la inteligencia de desplazarse por los costados y buscar los ángulos que con el poder de los puños puedan derribar al rival o estarlo conectando para sumar puntos y en ese estilo huidizo pero metiendo mas golpes, Floyd venció a un Pacquiao que daba la impresión de poder con ese estilo agresivo, pero que se convirtió en una pantalla nada más. Eso sÍ, hay que decirlo que hasta el round 8 la pelea estaba pareja y muchos la vimos como empate hasta ese momento en 76. Después del 9 al 12 todo fue para Mayweather y aunque no guste su estilo, la victoria no tiene controversia.

Lo que si tiene controversia es el futuro del boxeo después de esta mega función que no respondió a la expectativa creada en el clásico comparativo valor de pago con el valor de lo visto, siendo que lo invertido en los multimillonarios boletos para quienes hubieron de comprar en vez de ser el gasto del siglo para darse un gusto, se convirtió en el gasto del siglo, para darse de topes contra la pared, porque, el ser humano por más multimillonario que sea, así como pobre lo sea no le gusta perder, siendo eso una absoluta realidad.

Antes del combate pregunté en varias ocasiones que pasará con el boxeo si la pelea no funciona. Siempre manifesté que más allá de la victoria de uno u otro, lo que iba en juego para salir con el brazo levantado o noqueado en la lona era el boxeo y esto último es lo que sucede. Es una desfachatez de la promotora de Mayweather en meter dos peleas de campeonato en PPV previa a la gran estelar que no tenían importancia ni validez alguna, siendo esto ya una estafa en el pago de 99 dólares por ser participe de la historia desde casa. Después lo sucedido en el cuadrilátero, donde Pacquiao hizo el esfuerzo por agradar y que la afición no se sintiera humillada ante la gran parafernalia que rodeaba el acontecimiento. Floyd peleó para Mayweather. La Máquina de hacer dinero, volvió a mostrar su gusto por el billete verde y peleó dentro de su estilo para eso sin importarle la vistosidad que hubiera en el cuadrilátero tras la expectativa creada.

Floyd podrá dejar sus títulos este lunes. Podrá tener una marca de 48 ganadas 0 perdidas. Podrá igualar la marca de Rocky Marciano en 49-0. Podrá irse invicto del boxeo, pero de eso a ser el máximo y mejor de todos los tiempos hay millas de distancia. Sí, la historia lo recordará cuando de Pretty pasó a Money y será el atleta profesional con mas ingresos en el mundo. En su época ,eso sí. De su boxeo, manejar el arte de la defensa como nadie también, pero por el otro lado la falta de espectacularidad le paga factura y nunca, nunca, nunca, tres veces lo digo, rebasará la mítica figura de Muhammad Alí antes Cassius Clay, que sin la publicidad actual ha sido el más grande y seguirá siéndolo el más de todos los tiempos

Manny es el ejemplo de lo que el boxeo es. Salir de la pobreza a la opulencia. De barrio pobre a barrio rico con el poder de sus puños. Es el sueño por el que muchos comienzan a boxear. Algunos por amor al arte de la fistiana, otros más por encontrar el vehículo que los pueda llevar a salir de la difícil vida sin dinero y realización a otra escala. Ese es Manny, el ídolo del pueblo, el esforzado, el que se volvió fiel creyente después de que en el pasado otro presente le perseguía. Una pelea que tardó cinco años y cinco meses en realizarse y que en 75 días de promoción ilusionó, que en 36 minutos de acción decepcionó y que no podemos precisar en cifra exacta cuándo el boxeo se levantará de la lona, porque quedó cara abajo para curarse las heridas, limpiar el rostro y resurgir una vez más. El tiempo cura las heridas, pero hoy la lona es la compañera del boxeo.

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