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Mira

9, mayo 2015 - 13:15

┃ María Vega

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POR JOSÉ ÁNGEL RUEDA
ESTO en línea

El Barcelona sufrió de más para vencer a la Real Sociedad, pero vamos a ser honestos, con la Liga como está y en la Jornada 36, quién no va a sufrir. Los de Luis Enrique metieron dos, aunque bien pudieron ser más. Sin embargo, una gran actuación del arquero argentino, Gerónimo Rulli, le cambió el trámite al partido, pero no el resultado. Los goles de Neymar y Pedro, al principio y al final del segundo tiempo, ponen al Barça cada vez más cerca del campeonato.

Los culés, fieles a su costumbre, buscaron romper el cero desde los primeros minutos. Los problemas fueron los de siempre, una defensa bien ordenada y completamente replegada atrás. La Real Sociedad consiguió, pese al insistente bombardeo, superar los instantes iniciales, tiró de su arquero para mantener su meta imbatida, y hasta en cuatro ocasiones claras, ahogó el grito del Camp Nou con atajadas milagrosas.

Messi fue el primero en buscarlo, como si la sangre llamara. Un cabezazo del 10 parecía clavarse en el ángulo, pero la mano salvadora llegó puntual a la cita para mandar el balón al tiro de esquina. Como presagio de una tarde complicada, Neymar insistió con un disparo dentro del área que Rulli controló casi sin problemas.

Hay que decirlo, el Barcelona dominó a placer el primer tiempo. La Real Sociedad se dedicó a evitar antes que crear. Carlos Vela, el delantero mexicano que no acaba de agarrar el ritmo tras su lesión, flotó muy solo arriba y demostró, eso sí, que en el arte de retener el balón no hay muchos como él. Pero a Vela le hace falta un socio, un Griezmann que le acompañe por los lugares trascendentes de la cancha.

Pese a la insistencia, el Barça no supo abrir el marcador en la primera mitad. Piqué se quedó cerca, pero fue más el arquero rival que todas las ganas juntas del conjunto blaugrana. Para el complemento, un ánimo de tensión se dejó sentir en el campo.

El Barcelona falló en la primera vuelta en San Sebastián y supo levantarse. La diferencia ahora, es que a falta de dos Jornadas, un tropiezo no tiene tiempo de revancha. Con esa idea, nuevamente los de Luis Enrique salieron a comerse el mundo. Presionaron arriba y comenzaron a robar balones. Tras varios intentos, como siempre, Messi, solo desde la punta derecha mandó un trazo cruzado que, tras un desvió, encontró a Neymar, el brasileño, con el marco a su merced, remató de cabeza y puso el primero.

El Barça siguió buscando un gol que le diera la tranquilidad, sin embargo, Suárez, errático en la mayoría de las ocasiones, no encontró nunca una posibilidad de hacerse presente en el marcador. Messi buscó asociarse en medio campo para controlar el juego y calmar los nervios que un gol sólo un gol de ventaja suponía, porque así era el partido, pese al dominio culé, el miedo a recibir un gol era mucho más grande que la paciencia y la tranquilidad para liquidar el encuentro.

Luis Enrique buscó desde el banquillo algo que revolucionara el ataque. Armó el medio campo con los titulares y metió a Pedrito sobre el final. El canario, necesitado de revanchas, encontró un balón elevado dentro del área y con una chilena espectacular puso el segundo para cerrar el encuentro y asegurar los tres puntos para el Barcelona, que a falta de dos Jornadas, se mantiene en la cima y con la ilusión intacta de un triplete que parece posible.

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