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Mira

15, mayo 2015 - 10:36

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POR ALEXIS GRIVAS
ENVIADO ESPECIAL DE OEM

CANNES, Francia.- Día muy lleno el de ayer, con proyecciones hasta bien entrada la noche ya que aparte de la competicion de hoy, empezaron tanto las proyeccione de la sección oficial no competiva Un Certain Regard como aquellas de las secciones paralelas, la Semana de la Crítica y la Quincena de Realizadores,
Dentro de la oficial mencionaremos el lanzamiento con bombos y platillos de la última entrega de “Mad Max”, la serie de películas que, dirigidas por el australiano de origen griego George Miller, lanzaron a la fama a Mel Gibson y patentaron este particular género de películas de acción que a continuación se multiplicaron en el panorama mundial de cine de entretenimiento.
Miller, que regresa con “Mad Max-El camino de furia”, 30 años después de la última de las tres primeras entregas (“Mad Max” 1979, “Mad Max II”, 1981, “Mad Max, más allá de la cúpula de los estruendos”, 1985), demuestra que no ha perdido un ápice de su habilidad de creador de este género lanzando esta vez como protagonistas a Tom Hardy en el papel de “Max”, acompañado por una irreconocible rapada Charlize Theron en el papel de la “Emperadora furiosa”.
Ambas estrellas estuvieron presentes en el tapete rojo para el estreno de la película acompañando a otros, quizás menos famosos, colegas suyos quienes intervienen en películas estrenadas ayer.
Entre ellas, la producción italiana “El cuento de los cuentos”, con el que Matteo Garrone regresa a la competición donde fue galardonado doblemente en el pasado reciente, primero con el Gran Premio por “Gomorra” en 2008, la película sobre la mafia basada en el homónimo libro de Roberto Saviano y con el Gran Premio del Jurado por “Realidad” en 2012.
Apostaría que esta vez no se irá aquí con un premio. Su actual película, que cuenta con las aportaciones estelares de Salma Hayek, Vincent Cassel, Toby Jones y John C Reilly –todos presentes en el tapete rojo–, basada en los cuentos célebres de su compatriota del siglo diecisiete Giambattista Basile y que se inscribe dentro del género fantástico y de horror, resultó de una pobreza artística y de realización tan plana y falta de inspiración en que hasta el más adepto al género y admirador de los filmes anteriores de Garrone se habrá quedado rascándose la cabeza tratando de comprender el porqué y el cómo de este filme que dejó muy pero muy fríos a los críticos y el público cinéfilo en su paso para la prensa especializada.
Mejor aceptación tuvo el tercer filme estrenado en competición desde anoche, la producción húngara “El hijo de Saúl”, primer largometraje del joven Laszlo Nemes, ex asistente del célebre compatriota suyo Bela Tarr. La película, el único primer filme en competición, aunque no confirmaron de lleno los buenos rumores que la precedían, reveló a un autor con visión aunque la misma no parece en este caso preciso haberse desarrollado en toda su plenitud. El delicado y muchas veces presentado en el cine tema del exterminio de los judíos por los nazis, se enfoca en el filme en el caso de un prisionero judío húngaro, Saúl, quien trata de dar sepultura a su hijo muerto, a quien reconoce entre las víctimas de las cámaras de gas, y no dejar que se lo llevan a los crematorios. La estructura del filme resulta bastante frágil dominada hasta el hastío por el ritmo frenético del trabajo de “limpieza” y desaparición de las víctimas por parte de los Sonderkommandos –grupos de prisioneros encargados de llevar a las cámaras de gas a las víctimas–. Saúl pertenece a uno de ellos y uno tiene la sensación que su esfuerzo para sepultar a su hijo podría encajar mejor en un medio y no en un largometraje. Por ende la película resulta repetitiva y además poco comprensible respecto a las varias situaciones en las que los miembros del Sonderkommando, quienes además preparan su fuga, se encuentran implicados.
Mucho más interesante y balanceada resultó “An”, la película de la aquí multilaureada realizadora japonesa Naomi Kawase con la que se inició la sección oficial no competitiva “Un Certain Regard”.
La realizadora se muestra de nuevo, a través de la historia de una anciana, fiel a sus temáticas predilectas de la convivencia con y respecto por la naturaleza y el equilibrio entre los seres humanos y su entorno (“Suzaku” 1997, “El espíritu de las montañas” 2011, “Agua tranquila” 2014).
La segunda película del Certain Regard, “En el piso de abajo”, de Radu Muntean, resultó menos interesante que su anterior “Martes después de Navidad”, 2010. Se trata de un ya bien reconocible aspecto temático del cine actual rumano, donde a través de unas historias cotidianas, los realizadores hurgan en las condiciones sociales de su país. Aquí un hombre de clase media se debate entre su deber de ciudadano de denunciar a un joven a quien sospecha de ser el asesino de una joven vecina y su rechazo a ser informante. Moral personal enfrentada a la responsabilidad cívica. El dilema no se resuelve y el filme se diluye en interminables diálogos, diálogos y situaciones tediosas.
Algo viejón de estilo y de concepción de realización resultó además el drama sentimental “En la sombra de las mujeres”, el 25avo filme del veterano de la revolución de Mayo del 68, el realizador Philippe Garell con el que se inició ayer la Quincena de Realizadores.
Otro lanzamiento el día de ayer fue aquel del Mercado del Filme donde la fiesta de gala de inauguración fue patrocinada por la Secretaría de Turismo de México en un evidente intento de promover el territorio nacional para atraer producciones extranjeras a rodarse en Mexico.
De México, una noticia más: el respetado semanal de industria Variety anunció ayer en su publicación diaria a lo largo del festival que Gael García Bernal regresará a colaborar con el realizador chileno Pablo Larrain (cuyo “El club” fue premiado en Berlín en febrero pasado con el Gran Premio del Jurado ) en la película “Neruda”, cuyo rodaje está previsto a iniciarse en junio en Chile. Se trata de una coproducción chileno/español/argentino/francesa que cubre la vida del gran poeta chileno en los años cuarentas, periodo en que el posteriormente nobelista poeta se definió políticamente, se hizo miembro del partido comunista, se hizo elegir en el senado, se levantó en protesta contra los mineros encarcelados e inició la creación de su obra mayor, “El Canto General”.
Bernal, quien colaboró antes con Larrain en el altamente exitoso “No” en el papel del ejecutivo creativo que organizó el referéndum contra Pinochet, pasará ahora al otro lado del espectro político al interpretar el papel del inspector Óscar Peluchoneau, quien estuvo a cargo de la caza policiaca contra el poeta.

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