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19, mayo 2015 - 9:27

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POR ALEXIS GRIVAS
ENVIADO ESPECIAL OEM

CANNES, Francia.- Entrando ya a la segunda parte del festival, que concluye este fin de semana con la entrega de la Palma de Oro, haciendo un primer saldo de lo visto en competición en la primera mitad del evento, me atrevería a decir que no hay por lo pronto una película que tenga unanimidad, por lo menos entre la pensa especializada y los críticos.
Para mi gusto la mejor película hasta ahora en competición sigue siendo la japonesa  “Nuestra pequeña hermana”, de Hirokazu Kore-Eda, a la que vino a agregarse el día de ayer, en cuanto a mis favoritas,  el filme “Más fuerte que las bombas”, del noruego Joaquim Trier.
El esperanzador inicio de la segunda semana del festival se debe a este tercer filme del joven director quien se encuentra  por primera vez seleccionado en la competición de Cannes con ésta su tercera película. No era de sorprenderse ya que su segundo filme, “Oslo, 31 de agosto”, realizado en 2011, anunciaba ya un director de algún calibre, lo que se confirma plenamente con la película de ayer con la que Trier hace su debut en una producción anglofona aunque principalmente  financiada por una compañía noruega. Basado en un guión coescrito con su colaborador habitual Eskil Vogt, Trier cuenta la  historia de una célebre reportera de guerra (Isabelle Huppert) a cuyo honor, tres años después de su muerte en un accidente que bien podría ser un deliberado acto de suicidio, se monta una gran exhibición de sus fotos en Nueva York, razón por la que su hijo mayor se reúne allá con su padre (Gabriel Byrne), profesor en un colegio, y su hermano menor, quien vive con su padre.
La película está construida alternando entre  flashbacks y el presente sobre la vida de la reportera, por un lado su matrimonio y su relacion con sus hijos y por otro su visceral necesidad de salir a nuevos distantes lugares de conflictos armados (África, Asia, Syria…), quizás huyendo asi de la problemática relacion con su marido y consigo misma. El relato se despliega en varios niveles agregándose a éste temas adicionales como la difícil relación del hijo adolescente con su padre, la relación sentimental de este último con una maestra, colega suya en el colegio y la reacción del hijo mayor frente a su estado de recién casado y padre de un niño que acaba de nacer justo antes de su viaje a Nueva York para reunirse con su padre y su hermano. Aparece además por allá el personaje de un reporter, quien acompañaba y sostenía con la fotógrafa una relación sentimental durante los  largos viajes profesionales de ella.
La maestría con la que Trier maneja  éste enredo de relaciones y situaciones, su habilidad de mezclarlos sin caer en lo banal y tampoco en  sentimentalismos de baratilla, es justamente lo que hace que la película, por inteligente, lucida  y emocional, se sitúa por encima del resto de las en competición, con la excepción, claro, de aquella de Kore-Eda.
Las referencias a un relato literario de factura clásica y por otro lado al estilo narrativo multi nivelado que recuerda a veces su célebre colega austriaco Michael Haneke ofrecen testimonio no solamente de su talent, pero además de su capacidad de enfrentar con éxito su primera incursión a una producción anglofona. Valdría la pena comparar su caso con aquel de “La Langosta” del griego Yorgos Lanthimos: ambos pertenecen a la nueva, emergente y prometedora generación de realizadores europeos. Se encuentran seleccionados con sus terceras películas por primera vez en la competición de este magno evento a la vez que éstas películas marcan su entrada a un ambiente, el de producciones anglofonas, diferentes de su origenes nacionales dentro de los cuáles se hicieron destacar. He aquí la diferencia : mientras que Trier logra apropriarse este nuevo contexto de producción y llevarlo a sus medidas, Lanthimos parece sufrir dentro de las reglas que impone el rodaje en una producción anglofona siendo La Langosta un filme que se encuentra por debajo de las bien probadas calidades y el talento del autor griego.
La competición se acompletó el día de ayer con una decente producción francesa diferente respecto a  calibre, pretensiones y resultado de la inocua “Mi Rey” presentada el día de ayer.
Se trata de “La ley del Mercado”, un “pequeño” filme con el que el algo veterano  Stephane Brize entra, hasta que yo sé, por primera vez a la competición de Cannes. Rodado con un estilo de y actores que pertenecen más al estilo de filme documental, la película que tiene como fondo el mundo laboral y el desempleo que se abate actualmente sobre Europa, gira alrededor de “Thierry”, (Vincent Lindon, el único actor profesional en el filme), un desempleado quien al conseguir trabajo de supervisor de seguridad  en un gran supermercado se encuentra con que no puede con la carga emocional que esto conlleva -espiar a los clientes y a sus colegas quienes sustraen pequeñas mercancías por no tener el dinero necesario, por sus condiciones precarias, para acompletar sus gastos del mes-. Se trata de un filme discreto, exento de sentimentalismo que recuerda a veces por su realismo las películas de los hermanos Dardenne.
Del lado mexicano, la presencia de producciones nacionales fue bastante importante estas últimas cuarenta y ocho horas.
Por un lado “Las elegidas”, tercera obra de David Pablos (“La vida después”, 2013), producida por Canana, el relato de una joven de clase baja quien cae en manos de una red de prostitución, fue recibida con mucho interés y aplausos en la sección oficial no competitiva Un Certain Regard donde fue estrenada en la gran sala  Debussy en presencia del director .Se trata de un filme fuerte, valiente y de un empuje que va al inverso de su línea narrativa lineal. Vale la pena recordar que México disfruta de una buena y fructífera  tradición en esta sección; es aquí donde fueron premiados “El violin” de Francisco Vargas en 2005 y “Después de Lucía”, de Michel Franco (Gran Premio en 2012), premiación que le abrió el camino hacia la competición de este certamen, donde el día 22 se estrena su largometraje “Chronic”.
Por otro lado la Quincena de los Realizadores  acogió el estreno mundial del documental de largometraje “Allende, mi abuelo Allende”, una coproducción mexicano-chilena donde la nieta del derrocado presidente chileno se libra a una muy personal búsqueda y rescate para ella misma del ser humano que era el revolucionario mártir presidente chileno Salvador Allende.
En cuanto a la Mexicana Salma Hayek, sobre quien se enfocó en días pasados la atención de la prensa y los medios internacionales a raiz de su intervención protagónica en la película de Matteo Garrone “El cuento de los cuentos”, ella  llegó a a atraer de nuevo  la atención de los aquí presentes por su enérgica toma de posición en contra de la discriminación de la industria cinematografica contra las mujeres en todas sus ramas. Sus declaraciones, que además condenan el sexismo imperante en la industria de cine y que salieron en primera plana de los diarios y revistas aqui editados, se formularon dentro de la reunión de trabajo organizado por el festival bajo el titulo “Mujeres en movimiento”.