MADRID, Esp.- Sin arrimarse, Castella suspendió a Madrid. Cuando no necesitó de meterse entre los pitones, no mostrar muslos y cuerpo, tan solo torear fluido y sereno en el centro del ruedo a un excepcional toro de El Torero, Castella sacó nota y este público un aprobado. Afirmación atrevida que abrirá la caja de los truenos. Pero bien abierta sea: las orejas de este ciclo no guardan proporción con la de esta faena ni algunas de ellas entre sí. Un acta notarial de que los públicos están cambiando y que el cambio conlleva parabienes y paramales. Fue faena en boca de riego a pesar del viento. Compacta, limpia y curva con la mano derecha, y arriesgada al natural por el viento. Jamás ocultó al toro cerca de tablas o en el tercio, y si bien es cierto que la estocada fue caída, la opinión de quien firma es que toro y torero merecieron premio superior. Al lado de esta una de Urdiales muy torera y muy ‘madrileña’ con un toro de matices en alturas y terrenos y algunas cosas que recordar de un Talavante que da gloria verlo.
Plaza de toros de Las Ventas. Cartel de ‘no hay billetes’. Toros de Núñez del Cuvillo, bajos de agujas, amplios de sienes, faltos de raza en su mayoría. Algunos como el blando primero y el tercero, que duró un suspiro, apuntaron buena condición. Destacó el cuarto. Un sobrero de El Torero (5º) bravo y enclasado. Extraordinario. Diego Urdiales, silencio y vuelta tras dos avisos. Sebastián Castella, silencio tras aviso y oreja tras aviso. Alejandro Talavante, silencio tras aviso y pitos. Destacó en banderillas Juan José Trujillo y en varas Óscar Bernal. (Mundotoro.Com/Fotos: AFP)