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Mira

26, mayo 2015 - 10:52

┃ María Vega

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POR MARCELA DELGADO
FOTO: JOSÉ LUIS GARCÍA
ENVIADO ESPECIAL

TORREÓN.- Quién iba a pensar, de marzo a mayo Pedro Caixinha se convirtió en un técnico odiado y amado, pues de entrar a la Liguilla como “El patito feo”, hoy es digno aspirante al título del Clausura 2015. El buen humor es reflejo en el rostro del portugués, quien ayer atendió a los medios que lo esperaron por largo rato, pues esta será la última vez que lo haga hasta que concluya la final.
Antes los seguidores pedían su salida y hoy lo idolatraban: “Así es esto, si en toda la vida Dios ha sido odiado y querido por muchos, quién soy yo para no tener la misma manera. En esta vida y en esta profesión es lo que tienes, vas a ser amado por unos y odiado por otros”.
Reconoció que no ha venido a callar bocas, “sino a trabajar y sé que con el trabajo, el apoyo que me brinda la directiva y el cuerpo técnico, porque yo no hago esto solo”.
Sin duda, “nuestros jugadores y la afición es lo que más importa para nosotros”, advirtió. “Estamos para seguir trabajando, no nos interesa callar bocas, estamos enfocados en ayudar el futbol mexicano, creo que estamos mejorando aspectos preservando las formas, de manera más tranquila, con más calma, pero el contenido es lo que importa”, añadió. “Siempre que pueda ayudar lo voy hacer, porque estoy para trabajar y ayudar a esta gran institución y grupo de jugadores, que es lo que nos llevaremos de esta vida”.
No restó méritos a Santos y Querétaro. “Si se fijan, desde hace dos meses estamos jugando finales consecutivas. Querétaro para poder entrar en la última fecha, nosotros mismos estábamos jugando finales desde la fecha once”.
Además presumió “saber llegar a estas instancias”, porque “a mí me encanta preparar partidos, eliminar y la estrategia es algo que sirve de manera importante”, alardeó.
Dijo que, “Gracias a Dios tengo ese conocimiento, porque estudio, porque soy alguien que vengo del medio académico y voy a ir siempre detrás de lo más alto en lo que se refiere a técnica y en ese sentido se percibe que los equipos pueden jugar cada tres o cuatro días nada más tienen que respetar a los tiempos de recuperación táctica y fisiológica, saber cuándo meter una y cuando meter otra vamos a tener una día de recuperación cognitiva y la táctica que será el día del partido”, insistió, bañado en soberbia y vanidad.
Agradeció a todos los que le ayudaron a llegar a este momento, “empezando con Alejandro Irarragorri, por Pepe Riestra que es quien en verdad me trae a México”.
Todos los jugadores “con los que he tenido desde que llegué fueron importantes, en el apoyo que me brindaron, en la complicidad que se generó y todo lo que dejaron en la cancha por nosotros, por mí, por la institución y lo que fue el trabajo que hemos hecho”, argumentó. “Lo que sí es distinto desde 2013 hasta ahorita son dos cosas, el momento en que llegamos en esas instancias, porque en los últimos once partidos el equipo viene bien en lo futbolístico, en la mejor versión individual y colectiva para expresar en este momento que se hacen las cosas y atender todo tipo de detalles”.