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28, mayo 2015 - 19:08

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ZÚRICH, Suiza (dpa) – A principio de semana su victoria parecía un mero formalismo, pero el último mega escándalo de corrupción en la FIFA abrió dudas sobre la reelección como presidente del suizo Joseph Blatter, cuyo granítico poder será puesto a prueba por el jordano Ali bin al-Hussein.
La detención de siete dirigentes futbolísticos en una redada de la policía suiza el miércoles provocó una catarata de reacciones y redobló la presión sobre Blatter, pero la decisión final sobre el líder del ente rector del futbol mundial la tienen las 209 federaciones miembro que participan en el Congreso de Zúrich.
En cualquier caso, las mejores cartas parecen seguir en manos del suizo de 79 años, que aspira a su quinto mandato al frente de un organismo que comanda desde 1998 y en el que trabaja en puestos directivos desde hace cuatro décadas.
La elección del presidente está prevista en el punto 17 de los 19 que tiene el orden del día. Sólo entonces se sabrá si la FIFA tiene o no un nuevo líder. Blatter tiene amplio apoyo entre africanos, asiáticos y oceánicos, cuyas confederaciones, que suman 111 votos, expresaron abiertamente su preferencia por el helvético.
Menos clara es la postura de los 35 votos de la Concacaf (Confederación de Norte, Centroamérica y del Caribe) y la de los 10 de la Conmebol (Confederación Sudamericana de Futbol), donde el último escándalo de corrupción golpeó más fuerte. Los nueve dirigentes implicados en la investigación de la justicia estadounidense por fraude, lavado de dinero y cobro de sobornos provienen de las Américas. Entre ellos hay dos vicepresidentes de FIFA, el uruguayo Eugenio Figueredo y el caribeño Jeffrey Webb, que además era el jefe de la Concacaf.
Pese a la caída del líder de Islas Caimán, el suizo sigue siendo fuerte en la zona del Caribe, aunque tiene menos adeptos en el norte del continente. En Sudamérica, países como Uruguay apuestan por romper con el suizo, pero no terminan de convencer a sus colegas. La noche prometía ser larga en el mercado de votos en el que se convirtieron los lobbies de los mejores hoteles de Zúrich. Blatter presentó el escándalo como una muestra de su determinación en la lucha contra la corrupción. La Unión Europea de Futbol Asociado (UEFA) hace tiempo que no cree que eso se pueda lograr con el suizo al frente.
El inglés David Gill, miembro del ejecutivo de FIFA, fue un paso más allá y afirmó que no integrará el órgano de gobierno del ente rector si Blatter se impone.
Sin embargo, es difícil que su ejemplo sea seguido por otros colegas europeos, como el ruso Vitaly Mutko, ministro de Deportes de Rusia, país anfitrión del Mundial de 2018.
El presidente de la nación, Vladimir Putin, apoyó hoy además públicamente a Blatter y criticó las investigaciones de Estados Unidos, que calificó como injerencias y movimientos políticos. Platini estimó el apoyo al príncipe Ali en 45 o 46 de las 53 federaciones que integran la UEFA. Entre los díscolos estará seguramente otro vicepresidente de FIFA, el español Ángel María Villar, hombre cercano a Blatter.
A sus 39 años, Al-Hussein, tercer hijo del rey de Jordania, busca un lugar que lo perfile como líder internacional, aunque según aseguró durante su campaña, “el día que no se hable sobre el presidente de FIFA, ese será el día en el que las cosas irán bien para la organización”.
La imagen del organismo está por los suelos, las encuestas hablan de desconfianza mayoritaria entre los fans, pero las cuentas bancarias muestran una FIFA en plena forma, con reservas de mil 500 millones de dólares.
Patrocinadores como Visa, McDonald’s o Adidas mostraron su decepción por los escándalos, pero el futbol y los Mundiales siguen siendo un gran y atractivo negocio que mueve cientos de millones. No es eso lo que preocupa a Blatter, un hombre que ha sabido sobrevivir a todos y cada uno de los escándalos que le salieron al paso, pero no encuentra la forma de ganarse, como siempre ha deseado, el afecto de los seguidores al futbol.