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16, junio 2015 - 8:12

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POR GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ

LA cantante Dalia Inés presentó su libro “Lecumberri, el lado blanco del Palacio Negro”, en el que narra las peripecias que vivió su esposo Roberto.
Un relato lleno de vivencias en una cárcel donde estuvieron presos intelectuales, políticos, estudiantes, periodistas, en la época del 68, entre ellos José Revueltas. Pero además, donde se narra las injusticias de las leyes que muchas veces castigan a gente inocente.
Tal es el caso de Roberto, quien fue acusado de un crimen que no cometió y sentenciado a 15 años y recluido en Lecumberri, donde aprendió que la verdadera humanidad tiene otra cara y no como la presentan las leyes judiciales.
Por su carácter sociable, Roberto fue escalando peldaños en la cárcel, desde panadero hasta jefe de esa área donde se preparaba el alimento para los presos. Fue con ello que disfrutó de privilegios para cultivarse más como persona, además de pintar, casarse, y convivir con peligrosos asesinos, así como con gente de la cultura y la educación.
“Este libro es un acto de amor a la justicia. No se trata de denunciar, ya que se cometieron muchas injusticias, que desgraciadamente se siguen cometiendo. Lo que quise decir es que ante una injusticia qué íbamos a decir; de amargarnos, ser agresivos o tomar esa injusticia para fortalecernos más. Por lo que preferimos construir una nueva vida, y al lado de mi esposo he aprendido mucho de lo que es la libertad”, comentó Dalia Inés Nieto Jiménez, quien es la hija mayor de la cantante Flor Silvestre.
Por lo que lo blanco de este terror que vivió Roberto, es que aprendió a cultivarse a través de los presos que fue conociendo durante su encierro.
“Conoció gente que tenía más cultura que él, como doctores, dirigentes, escritores, por lo que ahora muestra la otra cara de lo que fue esa desagradable experiencia. Con este libro, lo importante fue la forma de incorporarse a la sociedad con el deporte, la educación y el trabajo. En suma, es un testimonio del que se sufrió, pero igualmente fue una oportunidad de crecimiento”, dijo la autora, quien posteriormente interpretó canciones rancheras que fueron arduamente aplaudidas por el respetable que llegó al auditorio de lo que fue anteriormente la cárcel de Lecumberri.

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