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16, junio 2015 - 21:03

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LA SERENA, Chile.- Una jugada colectiva de Argentina, sólo una con remate del Kun Agüero, superó el férreo muro defensivo de Uruguay para que la albiceleste se llevara uno más de los clásicos entre estas dos selecciones, en una exhibición de algo más que futbol.
De trámite complicado por la posición de uno y otro equipo. El juego se puso bravo desde los primeros minutos y durante todo el partido. Luego, Argentina entendió hacia la segunda mitad que ir por arriba no le llevaría a ningún lugar y comenzó a tirar balones de media altura hacia abajo en busca de alguna pierna o rodilla propia y extraña. Así cayó el gol de la albiceleste. Pensado por Messi, elaborado por Pastore, centrado por Zavaleta y rematado por Agüero.
Fue una jugada entre estos cuatro artistas del futbol en medio de una lucha feroz de patadas, codazos y otras cosas que suelen presentarse en los “clásicos” como el que jugaron ayer en La Serena. Al minuto 53, Argentina ganaba el partido con la misión de tener un mejor control del mismo después de lo ocurrido ante los paraguayos de Ramón Díaz, quienes les sacaron el empate en el inaugural de la Copa.
Los ánimos se encendieron de uno y otro bando, al punto de cortar el partido hasta en tres ocasiones por conatos de bronca que no pasaron de algunos encares y manotazos, pero que sin duda subían aún más la temperatura en la cancha.
Diez antes del final salió Agüero con una dolencia en el hombro izquierdo producto del clavado que se tiró en la anotación. Entró Carlos Tévez, quien para muchos podría ser titular, pero no para Martino. De entrada, el del Manchester City se intentó conectar de inmediato con Messi para sacar un disparo que apenas controló Muslera para enviarlo a tiro de esquina.
Para tener una referencia de lo complicado que fue para los uruguayos llegar a la meta de Sergio Romero está lo de Cavani: el atacante charrúa pasó más tiempo en territorio defensivo de su equipo y en persecución de los rivales durante este partido que en la mitad de toda la temporada con el Paris Saint Germain. Así fueron las cosas para los uruguayos, limitados a la ofensiva, pero que con todo y eso tuvieron la oportunidad de igualar el marcador, misma que Rolán desperdició tras error de Romero.
El orgullo de los uruguayos jugó los últimos minutos más que las piernas, cansadas de tanto ir y venir, pero sobre todo de los contactos que hubo en todo momento del partido. Y se fueron encima del arco argentino. Y tuvieron de nueva cuenta el empate, ahora en los pies de Hernández, quien remató secó pero a la posición del guardameta albiceleste, quien sacó el balón por un lado.
El último suspiro de los charrúas llegó en el suplementario con un par de balones que los argentinos defendieron con el cuchillo entre los dientes. La rebeldía de los uruguayos duró apenas unos minutos, pero dio para que el cierre del partido fuera el cierre perfecto de todo lo que ambos equipos brindaron en los 90 minutos anteriores que correspondieron a la historia y rivalidad que ha existido entre estos dos desde principios del siglo pasado. Argentina se lo llevó en esta ocasión.