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18, junio 2015 - 12:13

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EFE

Los clubes europeos son protagonistas de la actual edición de la Copa América con más un centenar de jugadores en la competición, lo que demuestra la diáspora de futbolistas sudamericanos en los últimos años, ya que en el torneo de 1987 tan solo diez jugadores llegaron del viejo.

Pese a ello, la actual Copa América es la primera en la que desciende la presencia de jugadores que militan en Europa tras haberse incrementado la cifra desde la edición de 1997, disputada en Bolivia.

Europa aporta 111 futbolistas y los clubes de Sudamérica, cien. El resto juegan en Norteamérica y otros lugares.

La elevada presencia de futbolistas emigrados a Europa también ha hecho que la Copa suscite un interés creciente en ese continente para seguir a figuras como el argentino Lionel Messi, el brasileño Neymar, el colombiano Radamel Falcao, el chileno Arturo Vidal o el uruguayo Edinson Cavani, entre muchos otros.

La mayor concentración de emigrados a Europa se registró hace cuatro años en la Copa celebrada en Argentina, cuando las ligas europeas aportaron 120 futbolistas, en oposición a Sudamérica, que concentró 105 jugadores.

Esa prevalencia de las ligas europeas en la Copa América era casi inexistente hace apenas tres décadas. En el torneo de 1987 solo había diez futbolistas que jugaban al otro lado del Atlántico.

Entre ellos figuraban los argentinos Diego Maradona (Nápoles/Italia), José Luis Brown (Best/Francia) y Pedro Pablo Pasculli (Lecce/Italia) y los brasileños Careca (Nápoles/Italia), Julio César da Silva (Montpellier/Francia) y Mirandinha (Newcastle/Inglaterra).

También el chileno Jorge Contreras (Las Palmas/España), el paraguayo Ramón Hicks (Sabadell/España) y los uruguayos Enzo Francescoli (Racing Club/Francia) y Rubén Sosa (Zaragoza/España).

Sin embargo, ese progresivo incremento de jugadores sudamericanos emigrados a Europa no tuvo la misma tendencia en todos los países sudamericanos.

En esta Copa América, la selecciones se dividen entre aquellas en las que prácticamente todos los integrantes de su plantilla juegan fuera de Sudamérica y otras donde casi todos sus jugadores proceden de su campeonato local.

En el primer caso están Argentina y Brasil, las dos potencias del continente acostumbradas a exportar sus estrellas al fútbol europeo.

En la Albiceleste solo el centrocampista Fernando Gago (Boca Juniors) y el defensa Milton Casco (Newell’s) compiten en Argentina, mientras que hay veinte seleccionados juegan en Europa.

La Canarinha, por su parte, tiene a dieciséis jugadores emigrados a Europa y solo cinco que juegan en los clubes locales de Brasil, que son los porteros Jefferson (Botafogo) y Marcelo Grohe (Gremio), el defensa Geferson (Internacional), el centrocampista Elias (Corinthians) y el delantero Robinho (Santos).

En el lado opuesto está Bolivia, con diecinueve jugadores que compiten en Sudamérica, de los que uno juega en Chile y dieciocho en el torneo local, mientras que solo tres actúan en Europa: Sebastián Gamarra (Milan/Italia), Martín Smedberg-Dalence (Gotemburgo/Suecia) y Ricardo Pedriel (Mersin/Turquía).

A Bolivia le sigue Ecuador y Perú, con quince jugadores en clubes sudamericanos, mientras que en Europa juegan cinco integrantes del equipo ecuatoriano y diez del peruano.

Otras selecciones mantienen un equilibrio entre los jugadores que permanecen en Sudamérica y los emigrados a Europa, como es el caso de Uruguay y de Venezuela.

La selección dirigida por Óscar Washington Tabárez presenta doce futbolistas emigrados a las ligas europeas por diez que juegan en Sudamérica.

La Vinotinto tiene a diez venezolanos en Europa y a once que permanecen en la región sudamericana, pero es el mejor ejemplo del incremento de jugadores de Sudamérica en clubes de Europa en los últimos años, ya que en la Copa América de 2001 solo tenía a dos jugadores actuando en el continente europeo.