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Mira

13, julio 2014 - 17:30

┃ María Vega

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LUIS GARCÍA OLIVO
ENVIADO ESPECIAL
RÍO DE JANEIRO.- Alemania 2, Argentina 1.

Simple respuesta a lo sucedido en la tercera edición que se ven las caras en la gran final de la Copa del Mundo, desenlace que termina de tajo con la supremacía de los americanos en su propia tierra, en sus propios dominios en donde nunca habían dejado que el europeo se saliera con la suya.

Sin embargo, siempre hay una primera vez y le tocó pagar a Argentina el no poder continuar con una tradición tan añeja como la historia de los Mundiales, pues un nuevo rey europeo, de origen alemán, se ostentó en lo más sagrado de Brasil, Maracaná, al levantar su cuarto título universal.

Corona que continúa con la supremacía de los del viejo continente, pues desde el 2006 se han aferrado a la corona que harán hasta lo imposible para conservarla en Rusia 2018; más allá de que Argentina fue la esperanza del pueblo americano, pero su líder por naturaleza, Lionel Messi, no pudo liderar a su equipo a una nueva estrella, a una nueva gloria, fortuna que goza el brasileño, pues hubiera sido un gran tormento tener que ver al odiado rival festejar en casa.

Alemania tiró el muro de Berlín en 1989, y hoy tira un nuevo muro americano, barrera que oportunamente fue derribado por Mario Goetze, quien cargó con el triunfo, pues desde su ingreso inyectó ánimos para salir con el objetivo en la bolsa, pese a que el duelo dramáticamente se fue a los tiempos extra.
Oportuna fue la entrada de Goetze y pertinente fue su “diana”, ya que en bella jugada simplemente redondeó su festejo, esto, cuando el argentino buscó de cualquier forma llegar a la tanda de penaltis, aunque Alemania se adelantó en los guiones y escribió el suyo a su conveniencia.

Una nueva conquista de Alemania llega, una conquista americana en medio de un flamante éxito al que se agrega al de Italia 1990, en donde coincidentemente le vuelve aplicar la misma recetar a los albicelestes por la mínima diferencia del 1-0, resultado que corona todo lo hecho en la fase de grupos y contra Argelia, Francia, Brasil, en octavos, cuartos y semifinales, respectivamente, por lo que el título empata el palmarés de los italianos, ”primos-hermanos” de los pamperos, quienes hoy recuerdan el… ”no llores por mí Argentina”.

CORONA EN GOETZE

Si bien nunca faltaron las oportunidades y emociones para ambas escuadras en los 90 minutos, la definición tuvo que llegar hasta los tiempos extra, lapso en el que Argentina hizo hasta lo imposible para tratar de arribar a la tanda de penaltis, para desde ahí marcar la diferencia.

Sin embargo, Alemania se negó a llegar a esa instancia, jugó con el corazón y hambre de quebrantar y escribir la mejor de las historias. Hasta el minuto final corrió en busca de hacer la diferencia, pese al juego sucio de los argentinos, que se concentraron más en los golpes y patadas a Schweinsteiger y compañía.

El drama se extendió por 120 minutos, lapso en donde los dos tuvieron chances de sellar su corona, pero la falta de contundencia, los palos, el factor fuera de lugar y hasta los guardametas se encargaron de ponerle más emoción.

¿Quién mandó, o tuvo las mejores? Posiblemente ninguno se pudo de hacer un franco dominio de la cancha y del esférico. No obstante, los argentinos, en los pies de Lionel Messi y Gonzalo Higuaín tuvieron las mejores jugadas que pudieron haberle dado la mejor satisfacción a su pueblo.

Sin embargo, Joachim Low se reservó casi hasta el final del tiempo regular, momento en el que sentó al histórico, Miroslav Klose y mandó a la cancha a Mario Goetze, para desde ahí escribir el triunfo a su favor. Él lo sabía, con Goetze haría historia, ante una cansada Argentina, quien ya no corrió en los tiempos extra y vio cómo el jugador del Bayer Munich, cruzó a Romero en gran pase de Schuerrle para terminar con el drama del partido, pues el pinchazo estaba dado.

El gol alemán llegó hasta el minuto 113, siete minutos en donde el argentino lo intentó, pero Alemania, quien estaba bien sutuada solamente dejó caminar el reloj, más allá de que Messi ahogó su último intento en las tribunas, además de las que no metió a diferencia de lo que ocurre con el Barceloan.

En tanto que su paisano, Gonzalo Higuaín, nunca se perdonará la que erró a los 22 minutos, pues no le sacó jugó a un grave error defensivo de Kroos. El duelo tuvo de todo, desde un fuerte encontronazo entre Garay con Kramer, hasta las salvadas de Romero, una más de Messi que pasó desviada, la buena actuación de Neuer, quien tapó pese a sus desmedidas fuerzas, los intentos de Ozil, las jugadas colectivas de Shuerrle y hasta otra de las claras que tuvo Argentina en los botines de Rodrigo Palacio al alargar.

Sin embargo, esta historia tuvo que llegar a su final gracias a Goetze, quien hizo de su bella “diana” la mejor satisfacción de una siempre grande Alemania, una potencia que vuelva a lo más alto del mundo.
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