Con la tecnología de Google Traductor

Mira

3, julio 2015 - 10:17

┃ ESTO

nota-espe-reyes-zabludovski

POR HÉCTOR REYES

A RAÍZ del fallecimiento del cronista Pedro el “Mago” Septién, el licenciado Jacobo Zabludovsky habló de deportes, un tema que no le era ajeno, ya que a través de su pluma y luego del micrófono conoció todas sus facetas, porque el oficio de ser periodista era parte inherente a su existencia.
Era el día 19 de diciembre de 2013. Desde entonces pasaron 18 meses. Poco quiso hablar de sí mismo, a pesar de la insistencia de abordar su experiencia dentro del deporte, pero del tema por el cual aceptó la entrevista para la televisora en la que trabajó gran parte de su vida, y la misma para el diario ESTO publicada en dos partes, lo presentamos como el último testimonio sobre un tema deportivo de la persona que dejó de existir ayer a consecuencia de un derrame cerebral, a los 87 años.
Esta es la entrevista íntegra sobre el “Marqués de Querétaro”, pero que también es un testimonio a través de sus palabras de la época de oro de la radio y el nacimiento y desarrollo de la televisión de nuestro país. Quizá desde el ámbito personal, admiraba más a Alonso Sordo Noriega, el cronista de cronistas, el más grande que ha dado México, pero ya olvidado en los anales del tiempo. El “Mago” fue el artista de la improvisación, la voz hecha de y para los deportes. Esa generación que se forjó a sí misma y que hasta ahora nadie los ha igualado.
Esto es lo que comentó el licenciado Zabludovsky acerca de Don Pedro, en sus oficinas de Polanco, frente a su escritorio. Puntual a la cita, fresco, sonriente, vital como un joven que disfruta con un entusiasmo todo cuanto significa existir. Muy diferente a los días cotidianos en el que subíamos a sus oficinas para que revisara las notas programadas en el noticiero 24 Horas. Era amable, serio y enfocado al diseño de su noticiero, con lápiz en mano y una facilidad asombrosa en la corrección del estilo y el recorte del texto, si era necesario.
El licenciado Zabludovsky era una persona que expresaba con su rostro y su mirada todas sus emociones acentuadas por las tonalidades de su piel y la aprobación de una sonrisa. Navegamos por el tiempo como sólo él sabía, sin ambigüedades ni rodeos.
-El día de ayer, 18 de diciembre, falleció Pedro el “Mago” Septién, a los 97 años, ¿diríamos que fue el último eslabón dentro de la historia de la crónica deportiva en México?
“Pedro Septién, el ‘Mago’ Septién, no sólo fue el gran cronista deportivo que todos recordamos, es algo más, su labor profesional deja una huella fuera del círculo del deporte. Es uno de los más grandes periodistas radiofónicos que ha tenido México. No sólo de deportes, dio una cátedra a lo largo de su vida de lo que es esta especialidad periodística que es el periodismo de radio y nos hizo vibrar, y nos hizo sentir, nos hizo ver lo que estaba ocurriendo, ese vínculo de la boca que emite palabras y el oído que escucha es lo más personal que el periodismo puede ofrecer y lo más antiguo de la humanidad. Hace millones de años, un hombre que empezaba a andar verticalmente asomó a la boca de su cueva, emitió un gruñido o un grito y se comunicó con el hombre de la otra cueva y se estableció el primer vínculo entre los seres humanos a través de la voz. En ese sentido, la intuición del ‘Mago’ fue extraordinaria; cuando lo recuerdo, lo recuerdo con una sonrisa interior. Era un hombre muy simpático, pero además con un gran respeto profesional como colega. Cuando quería improvisar se preparaba varios días, parece una contradicción, pero el que quiera improvisar: prepárese, va a parecer que está diciendo lo que a él se le ocurre, pero si se preparó bien, lo que está diciendo va a ser inteligente y grato, y si se preparó mal, va a decir puras tonterías. El ‘Mago’ Septién fue un maestro en el uso de este tipo de periodismo”.
-¿Usted como reportero de Cine Mundial, cuando lo entrevistó qué inquietudes le generó?
“Yo ya lo conocía muy bien, nos conocíamos mucho tiempo antes, coincidimos en Juegos Olímpicos, en la inauguración de algunas Olimpiadas. Me tocó a mí narrar la ceremonia, que a veces no tiene nada de deportivo, es un gran espectáculo folclórico del país que organiza los Juegos Olímpicos, no es una cosa deportiva o cultural, y el hacía lo deportivo. Pero donde tuvimos una gran relación fue cuando trabajamos los dos en la XEQ; eran tres programas de cinco minutos que pasaban todos los días, como a la una y media de la tarde, cinco minutos y había que ir en vivo. Entonces, el ‘Mago’ Septién pasaba sus cinco minutos, después yo pasaba mis cinco minutos, y el gran escritor Luis Spota pasaba sus cinco minutos. Pero antes de ese grupo de tres programas de cinco minutos pues llegábamos y todos los días platicábamos media hora de los temas normales, de los que platican amigos, y aprendí muchísimo del “Mago” Septién. Cuando él tenía que transmitir el beisbol en lo que fue especialista, su extraordinaria memoria era estimulada con su libreta que siempre llevaba y con sus archivos que tenía en casa llegaba muy preparado. Por eso, cuando recordabas a Sandy Koufax había hecho no sé qué, en no sé qué año, y decía como había sido la jugada relacionada con la nueva jugada, pues le daba un color a sus transmisión y luego ubicaba muy bien todos los lugares del campo de beisbol, porque es una especialidad la del radio en la que la gente no ve, parece obvio decir esto, pero hay muchos cronistas de radio que no lo toman en cuenta, entonces él decía exactamente bajo los anuncios de sombreros Tardán o donde se pone no sé quién, dónde da la sombra a las cuatro de la tarde, tenía un enorme ingenio para llevarnos a cada lugar del estadio y ver a través de las palabras que él decía. Yo le aprendí mucho, ponía mucha atención a sus cosas, le tengo un profundo respeto profesional, después de Alonso Sordo Noriega con el que trabajé de 1945 a 49 y en 47 inauguramos la XEX, que fue un gran cronista de toros y de futbol, creo que el “Mago” Septién tiene un sitio privilegiado en el esfuerzo que se ha hecho entre los periodistas mexicanos pro fortalecer el periodismo radiofónico, es inolvidable y su huella es permanente”.
-¿Él fue un romántico del periodismo, un romántico del deporte?
“Yo creo que sí, fue un romántico en el sentido de que tenía un amor a su profesión y a su oficio: ese es el verdadero romanticismo, como cuando dicen de algún escritor que fue un bohemio, de algún músico que fue un bohemio. Sí, fue un bohemio pero hizo nueve sinfonías. Yo creo que el recuerdo que deja el “Mago” Septién es el de un amigo que usó la herramienta que la técnica moderna puso a su disposición que es la radiodifusión para estrechar los lazos de amistad con quien lo oía. Él tenía siempre esa intención, yo lo recuerdo y escuché en muchas crónicas del “Mago” Septién que jamás haya agredido a alguien que fuera motivo de su crónica, porque yo de él le aprendí, aunque él no me lo dijo, es una frase mía que el micrófono no debe usarse como un puñal, sino como una mano que se ofrece”.

-¿La crónica de “Sony”, el “Mago” y Toño de Valdés en el juego de Fernando Valenzuela en la Serie Mundial de 1981, en contra de los Yanquis, es la crónica con que podría ambicionar un periodista cuando se hace leyenda un atleta?
“La meta de cualquier periodista es hacer bien su trabajo, las consecuencias de su trabajo son incalculables, pueden ser reacciones en contra, que no está de acuerdo o actitudes a favor, pero el periodista no piensa cómo lo van a tomar, piensa en la función que está desempeñando, en el trabajo; en el aporrear la máquina de escribir, en hablar debidamente. El “Mago” Septién llenaba sus crónicas con datos pintorescos en la que tu podías oler las cosas por radio. Además, era un maestro no solo en lo que decía, sino en las pausas que hacía, eso es muy importante. Muchos cronistas deportivos se equivocan cuando creen que la agilidad equivale a la velocidad, son dos cosas distintas, tú puedes hablar muy aprisa y no tener ninguna agilidad o tú puedes hablar despacio, pausado y ser muy ágil. Hablar aprisa es cosa del doctor I.Q. que da un premio por eso sino te equivocabas, y hablar con agilidad y con inteligencia requiere de un marco de cultura que aunque no se nota se percibe, cómo la música el silencio es fundamental como las mismas notas”.
-Señor, dentro de las historias que vivieron con el “Mago”, ¿cuál es la que permanece más en su memoria?
“Pues era un hombre lleno de anécdotas, me explicó porque le llamaban el “Mago” porque aprendió a hacer trucos con las manos y las barajas y que desaparecen o te la adivinan ese tipo de magias, por eso era el “Mago” y a veces traía sus barajas y nos daba una demostración, no era muy afecto a eso, porque lo consideraba cosa del pasado, pero algunas veces a Luis Spota y a mí, nos asombraba con su destreza. Luego era muy característico en su charla, estaba un día muy orgulloso de que el Obispo de Querétaro que acaba de ser nombrado por el Papa, era su primo, y decía: ¡ehhh, niño, ehhh chavo, ehhh… soy primo del Obispo ehhh… Bueno, ya “Mago”, ya, está bien ya!”.
-¿Pedro Septién sería el Quijote del deporte mexicano?
“En cierta forma sí, también decía que había heredado un título nobiliario, no sé, si de marqués o de duque, que no lo usaba porque era chocante usar eso, pero él era marqués. Yo creo que él, lo que no sabía lo inventaba pero lo inventaba cumpliendo con ese proverbio italiano que dice: si no es verdad, está bien dicho, está bien cantado”.
-¿Ustedes le dieron un sustento a lo que es el deporte de la televisión?
“Sí, el deporte de la televisión vi la evolución, desde 1950 en México que se estableció la primera estación de televisión en blanco y negro ha sido condicionado el periodismo radiofónico y de televisión, con las herramientas que han evolucionado. Por ejemplo la grabación en cinta magnética que ha permitido conservar después las voces de tantos cronistas; antes de la grabación en cinta magnética se conserva muy poco porque había que grabar en el acetato negro, grabando en espiral como se hace para escuchar después en espiral, pero costaba 80 o 100 pesos cada platillo de esos negros para grabar y era muchísimo dinero, o sea 800 o mil pesos de los de ahora o más, y además era latoso, había que mandarlo a hacer a una agencia especializada. Entonces ha sido una larga trayectoria en la que el “Mago” Septién fue una figura fundamental, una pieza sin la cual el panorama del periodismo radiofónico, especialmente el deportivo en México tendría un hueco difícil de llenar”.
-¿Usted le dio relevancia al deporte dentro de los espacios de noticias?
“El deporte es un tipo de información indispensable en cualquier periódico, sea un periódico impreso, en papel; sea un periódico narrado por radio; sea un periódico ilustrado en la televisión o en el cine. En el principio de la radio una sola persona se encargaba de narrar el futbol o de narrar hasta el polo que es tan difícil de narrar o los toros y luego se fue especializando, se hicieron especialidades en toros como Paco Malgesto que fue muy brillante en su especialidad taurina, la especialidad del futbol, el futbol americano tiene especialistas se han ido especializando y eso yo lo vi a lo largo del tiempo, en ese sentido, en ese desarrollo e su carrera que duró alrededor de 40 o 50 años, Pedro el “Mago” Septién fue un maestro del cual aprendidos todos , incluso de todos aquellos que no se han dado cuenta de que aprendieron de él”.
-¿En 1956 se hizo la primera transmisión a control remoto de un juego de beisbol y el “Mago” estuvo presente?
“El ‘Mago’ estuvo presente en todo, y sigue presente, yo creo que el “Mago” estará presente de ahora en adelante con más fuerza en la labor de todos los periodistas radiofónicos de deportes o no”.
-¿Qué experiencia le dejaron los Juegos Olímpicos?
“Lo de Múnich fue una gran tragedia, fue un asesinato de deportistas de una manera cobarde e inesperada y asistí a las inauguraciones de los Juegos Olímpicos en seis u ocho ocasiones para narrar el acto de la ceremonia, me acuerdo la de Corea que fue tan importante, me acuerdo la de México, fue muy bella y todavía el “Mago” Septién vuelvo con él, a los 97 años estaba fresco, ansioso, y sin haber perdido su capacidad de asombro eso lo mantenía vivo”.
Así dimos por terminada la entrevista. No se trataba de hablar de él, sino de su compañero de trabajo que se había adelantado en el camino. Cómo decíamos, ni una pregunta más, ni una menos, sino las justas. Su despacho, solo tenía un lujo, lo más preciado en su vida: los libros, la mitad de su biblioteca, porque la otra parte estaba en su domicilio. Entre todos los volúmenes destacó la colección completa de Octavio Paz editada por el Fondo de Cultura Económica y también el proyecto de la remodelación del Centro Histórico.
Con su fallecimiento se terminó un ciclo del periodismo serio, sin adjetivos; ya no habrá quien narre episodios de la vida de México como él, ni escucharemos tangos, en el cierre de su noticiero. También su fidelidad a su equipo de trabajo, en televisión y radio. Pero, este fue su consejo que parecía un regaño, como el que recibí, en el verano de 1992, al regreso de los atletas en Barcelona 92, el enlace deportivo de mayor tiempo para el noticiero 24 Horas.
“Yo lo recuerdo y escuché en muchas crónicas de Pedro el “Mago” Septién que jamás haya agredido a alguien que fuera motivo de su narración, porque yo de él le aprendí -aunque él no me lo dijo-, es una frase mía: el micrófono no debe usarse como un puñal, sino como una mano que se ofrece”.
Jacobo Zabludovsky, el periodista de paradojas, pero sensible como el amor por el tango y la milonga. Porque la vida es pasión y da y quita. Aunque la muerte, como siempre, no perdona. Hoy está al lado del “Mudo”, Carlos Gardel, con la copa en mano, departiendo con el sabor único de la eternidad.