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3, julio 2015 - 11:11

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EFE

El técnico alemán Jürgen Klinsmann ha reivindicado una vez más su condición de ganador dentro del mundo del fútbol, ahora como responsable de la selección de Estados Unidos a la que dirige desde hace cuatro años.

Klinsmann, de 50 años, que lo ganó todo como jugador en el fútbol internacional y también con la selección de Alemania, fue campeón mundial, ha establecido su proyecto en Estados Unidos como el más ambicioso de su carrera profesional como entrenador.

Convertido desde el 29 de julio de 2011 en el trigésimo quinto entrenador del seleccionado estadounidense, Klinsmann admitió que llegaba al cargo no sólo para formar un mejor equipo sino también para que el país se sintiese identificado con el fútbol.

Klinsmann, exjugador que militó en equipos importantes de las ligas alemanas, inglesa, italiana y francesa, también fue goleador destacado con la selección de Alemania, aportó 47, y participó el título que consiguieron en el Mundial de 1990 y en el de la Eurocopa de 1996.

En 2004 se hizo cargo de la selección de su país, les aseguró el tercer puesto del Mundial 2006, que su país organizó.

Ese mismo año presentó la dimisión y en 2008 encabezó al Bayern Múnich. Tras el resultado poco satisfactorio fue destituido al final de la temporada.

Klinsmann luego se fijó en el fútbol de Estados Unidos, donde llegó como asesor para instalarse en California, y desde ahí fue cuando comenzó a entablar una buena amistad con el presidente de la Federación de Fútbol, Sunil Gulati, que al final sería el que lo promocionase al puesto de seleccionador.

Aunque tuvo un comienzo poco afortunado con el equipo, especialmente porque los jugadores veteranos como Landon Donovan, Clint Dempsey y Tim Howard, no estuvieron de acuerdo con la salida de Bob Bradley como seleccionador, poco a poco le fueron llegando triunfos importantes como el 1-0 ante Italia y las cosas cambiaron a su favor.

Mientras comenzaba a trabajar la transformación y el cambio generacional dentro del equipo, pasó por la decisión más cuestionada que ha tenido desde que llegó al cargo, la de dejar por fuera al icono del fútbol estadounidense, Donovan, con el que se enfrentó abiertamente y este decidió dejar a la selección de forma temporal.

Klinsmann no le perdonó la acción y después de ganar la Copa Oro en 2013, preparó un equipo de cara al Mundial de Brasil 2014 en el que nunca contó con Donovan, que volvió por méritos propios al equipo, pero en la lista final el seleccionador decidió no incluirlo.

Klinsmann, con el pase a la segunda ronda del mundial cumplió, aunque no pudo escapar a las críticas por la falta de progresos futbolísticos en el equipo estadounidense, al que le faltó un estilo de juego definido, un líder que lo dirigiese y sobre todo gol.

Ahora de cara al Mundial de Rusia 2018, la primera prueba importante es la próxima Copa Oro a la que Estados Unidos llega como campeón y Klinsmann con el objetivo de ver a los jóvenes valores que puedan darle al equipo el salto de calidad y de futuro.