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5, julio 2015 - 22:38

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POR HORACIO SOTO CASTRO
FOTOS: ALBERTO MONTALVO

LA inauguración de la temporada de novilladas en la Plaza México no cubrió todas las expectativas que se habían cifrado en este primer festejo del que salió como triunfador el aguascalentense Diego Emilio al cortar la única oreja, con fuerte petición de la segunda y cubrió dignamente su inclusión en este festejo.
Por principio de cuentas la entrada en el coso capitalino fue mucho menos de lo que se esperaba, dado que la empresa programó a tres jóvenes con etiqueta de triunfadores, y su capacidad taurina auguraba más que un atractivo, pero el público tal vez se mosqueó por el mal tiempo reinante en el país y en la ciudad. Y no andaban perdidos pues empezó a llover desde la lidia del cuarto novillo acompañada de ráfagas de viento.
También hubo descontento entre los asistentes al ver salir a una camioneta en lugar del tronco de mulillas para llevar los restos mortales de los astados al desolladero. Se explicó que el transporte se descompuso en su viaje a esta capital desde San Miguel de Allende y no hubo forma de sustituir el tiro de las mulillas.
Fue Diego Emilio quien cumplió en su calidad de novillero, no así Antonio Mendoza, quien se vio en maestrito, aunque a decir verdad estuvo muy bien toreando pero mal matando con dos avisos en su primero y uno en su segundo. Y al tapatío Carlos Casanueva le afloró el verdor y su primer novillo se le fue vivo a los corrales y en su segundo se le remarcaron la falta de recursos y tal ves sufrió un puntazo en el escroto al ser volteado por su primero.

DIEGO EMILIO
El aguascalentense finalmente se extirpó la espina que le molestaba al no cortar orejas en sus cinco actuaciones anteriores y ahora mostró que tiene patas para gallo, realizando una faena de calidad que concluyó con gran estocada. Con el capote bregó como el mejor y la faena la trazó por ambos lados con muletazos largos y templados, que el novillo tenía recorrido además de emotividad, además de detalles muy toreros y entusiasmó a la clientela al torear por manoletinas demasiado ajustadas sin pestañear. Montó la espada y se tiró a matar dejando un estoconazo mortal de necesidad. El juez se hizo el remolón y soltó una oreja, pero hubo petición de la segunda que no se otorga, pero dio la vuelta con mucha fuerza.
En su segundo empezó la lluvia y tuvo que luchar contra el viento. El novillo no se prestó para el lucimiento, pero Diego Emilio estuvo en torero y señaló un pinchazo antes de otro gran estoconazo. Lo agradable es que a Diego Emilio se le vieron adelantos en su quehacer taurino.

ANTONIO MENDOZA
El capitalino adaptado a la vida michoacana no pudo refrendar el título de triunfador, en cambio escuchó los humillantes avisos. Dos en su primero y uno en su segundo. Pero en su primero ratificó su calidad y cuajó una magnífica faena aprovechando las buenas condiciones de su enemigo. Primero a pies firmes con clase, determinación y empaque trazando bien los lances y llevó al toro con chicuelinas al caballo. Quitó por bonitas y valientes saltilleras, cayendo una carretada de aplausos. Su faena la inició por alto y fue subiendo de tono hasta lograr entusiasmar a los asistentes. Aunque al principio se vio un tanto apagado. Mal a la hora de matar y escuchó dos avisos.
En su segundo con más recorrido y emotividad, volvió a cuajar muletazos de temple y arte, pero que no tuvieron eco en los tendidos. No hubo mucha continuidad en su labor. Nuevamente mal con la espada y otro aviso. Mendoza mantiene arte y calidad.

CARLOS CASANUEVA
Dio la impresión que al novillero tapatío lo adelantaron en su presentación en la México y le afloró el verdor, no así su valor ni su determinación, pero también se le vio falto de recursos. En su primero tuvo un duelo en quites con Diego Emilio; éste por chicuelinas y tafalleras y Carlos con una vistosa serpentina. Mal matando y se le fue vivo su novillo. en el que cerró plaza quiso hacer tanto que ya estaba aburriendo al público al dar infinidad de muletazos sin beneficio alguno.

VILLAS CARMELA
El encierro que envió Villa Carmela estuvo bien presentado, muy parejo, pro escaso de fuerza y dio un juego desigual. Novillada sin peligro, fácil aunque con algunas complicaciones y poca casta. Acudieron a los caballos, pero sin mucho celo.

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