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7, julio 2015 - 17:42

┃ José Ángel Rueda

copaoro

La Copa Oro tiene una historia más bien reciente, sin embargo, como tantas cosas en la vida, sus orígenes se forjaron desde mucho tiempo atrás. Con apenas 12 ediciones, la Copa Oro va construyendo su leyenda. La primera edición, disputada en Estados Unidos en 1991, fue el resultado de la unión de dos Copas que por los años cincuenta se disputaban en el Centro y Norte de continente americano.  La Copa CCCF, la cual estaba conformada por naciones de Centroamérica y la Copa NAFC, constituida por países norteamericanos.

En ese tenor, la CONCACAF decidió unir las dos competencias para crear, en 1963, la Copa de Naciones de la CONCACAF, que, a la postre, en 1991, se transformaría en la Copa Oro, un evento con grandes ambiciones que a lo largo de los años habrían de convertirse en realidad.

La primera edición de la Copa Oro, disputada en Estados Unidos en 1991 fue el principio de una época para la CONCACAF. Otras federaciones importantes tenían su competición continental, por lo que la zona norte de América no podía quedarse atrás. Ocho equipos arribaron a California para jugar el torneo y tras varios días de competencia, Estados Unidos y Honduras se instalaron en la gran final. El Estadio Memorial Coliseum, en Los Ángeles, fue el escenario perfecto para un partido que mantuvo la paridad sin goles hasta la última instancia, y fueron los penales, con resultado de 4-3, los que le dieron el título a los Estados Unidos, para proclamarse así como los primeros campeones de la Copa Oro.

La competición fue madurando con el paso de los años. Aunque es cierto, también hay que decirlo, sufrió las inconsistencias propias de la incertidumbre.  La segunda edición, disputada en 1993, con sedes compartidas entre México y Estados Unidos, fue para el Tricolor, con una goleada estrepitosa de 4-0 sobre los Estados Unidos, en el majestuoso Estadio Azteca.

La tercera edición, a diferencia de las dos primeras, disputadas cada dos años, se jugó en 1996. Como parte de la apertura que la confederación intentó darle al torneo, se tomó la decisión de invitar a Brasil, un rival que por aquellos años venía de ganar el Mundial en Estados Unidos y sin lugar a dudas, levantó las expectativas. El conjunto brasileño llegó hasta la final, sin embargo,  en la final, disputada en el Memorial Coliseum, cayó 2-0 ante la Selección Mexicana.

Ante el crecimiento inminente del futbol en la zona del Caribe, la CONCACAF y la Copa Oro vivieron tiempos de apertura hacia el final del Siglo XX. La presencia de nuevos seleccionados obligó a la organización a cambiar en reiteradas ocasiones el formato y el número de participantes. Para 1998, por ejemplo, se aumentó a 10 el número de equipos y para el 2000, fueron 12 selecciones las que participaron en aquella Copa que entró a la historia gracias al campeonato obtenido por Canadá.

Los cambios y la falta de regularidad continuaron entrometiéndose en la máxima competencia de selecciones de la zona norte del continente.  En el 2002, año mundialista, se disputó entre enero y febrero, meses por lo demás extraños para un torneo internacional,  y apenas un año después, en 2003, el evento se volvió a jugar, esta vez con sedes compartidas entre México y Estados Unidos.

Ante estos cambios, la Copa Oro adquirió cierta regularidad en el 2007. A partir de esa edición, el torneo se disputa cada dos años y solo se permiten selecciones de la CONCACAF, ya no hay más invitados. La popularidad del torneo ha ido en aumento, de la mano, claro, del creciente nivel mostrado por selecciones como Honduras y Costa Rica, las cuales le han venido a disputar la hegemonía a México y a Estados Unidos, sin poder capitalizarlo con un campeonato.

México, llamado por muchos años el gigante de la CONCACAF, es el seleccionado que más Copas tiene. El Tricolor se ha coronado en seis ocasiones, sin embargo, el buen trabajo de los Estados Unidos ha apretado considerablemente la vitrina de trofeos. El conjunto de las barras y las estrellas se ha acercado peligrosamente a los aztecas, y con cinco copas le respira en la nuca, pendiente de cualquier tropiezo para igualarlo en la cima. Canadá, en aquel memorable año 2000, consiguió el único campeonato de su historia, tras vencer 2-0 en la final a Colombia.

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