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16, julio 2015 - 9:51

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POR GUILLERMO MARTÍNEZ G.
FOTOS: MARTÍN MONTIEL

COMO un gran soldado de la patria, regresó con medallas gracias a su grandiosa presentación en tierras canadienses.
Rommel Pacheco es un incansable combatiente en los clavados.
Dos medallas de oro confirman el motor que lo ha impulsado para responder en los momentos difíciles.
Siempre preparando sus estrategias desde la trinchera, al lado de su entrenadora Ma Jin.
“Se fue avanzando poco a poco. Los primeros clavados fueron los más difíciles, pero conforme seguía la serie reafirmamos el trabajo que llevábamos hecho. Eso nos dio nuevamente la oportunidad de alcanzar los puntos necesarios para vencer a los contrincantes”.
El paso del tiempo no ha mermado en sus aspiraciones, por lo que en Toronto hizo que se entonara el Himno Nacional Mexicano con mucho orgullo.
“Es el momento en que respiras y te acuerdas de la familia, de quienes te han apoyado, autoridades y entrenadores. Porque al inicio no sé lo que pasa a mi alrededor, pero cuando cantas el himno, sabes que miles de personas están saboreando ese sentir que a uno como deportista le ha costado mucho”.
Pacheco Marrufo es de los deportistas que engrandecen cada vez más su leyenda con esfuerzo, dedicación. Con altibajos de los que recobra fuerza para hacerse nuevamente presente en alguna competencia.

“Así me pasó en estos Panamericanos, tuve altibajos pero sabía que podía alcanzar el podio. Solo me fui enfocando en lo que me decía la entrenadora. Tenía que estar tranquilo. Por momentos me enojaba porque no me salían las cosas, pero seguí con la mente fría, hasta mejorar el trabajo. En sincronizados fue más tranquilo porque estuve con mi compañero Jahir Ocampo. Platicamos y disfrutamos a la gente, las porras y el ambiente que se estaba viviendo en esos instantes”.
Rommel además es un impulsador de la niñez para que practiquen un deporte.
“Ahora con estos triunfos pienso en que debería de haber más programas para los niños. Porque así hemos crecido muchos. En verdad que me gustaría ayudarlos para que se realizaran profesionalmente. En nuestro equipo hay varios y hay que ayudarles en todo”.
Tranquilo, sin mucho protagonismo, dijo que lo esencial para alcanzar el podio es que durante horas repite cada punto estratégico de sus clavados, mismos que al final lo llevan a culminar con precisión en la fosa.
“Estoy contento y emocionado porque es mucho tiempo repasando el trabajo. Hay bastante concentración, pero al final me deja una gran satisfacción al saber que todavía hay Rommel para mucho tiempo”.
Ahora le espera el Mundial, en Kazán, donde buscará clasificar a los próximos Juegos Olímpicos.
“Por lo que nuevamente hay que comenzar a entrenar, ya con la mente hacia Río de Janeiro”.