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17, julio 2015 - 10:40

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POR ALMA ROSA CAMACHO
FOTOS: ALBERTO MONTALVO

LAS puertas de la casona de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), tanto de la calle Mayorazgo como la de Xoco, se abrieron desde las 10:00 horas de ayer, para honrar los restos mortales del cantautor guerrerense Joan Sebastian, socio con credencial 13499, que llegaron en una carroza fúnebre, un lujoso Rolls-Royce gris con negro, a las 11:04 horas, con un dispositivo de seguridad de 10 elementos en motos.
La gente del pueblo lo recibió cantando a capela “Más allá del sol”, “Sembrador de amor”, “Secreto de amor” y “Tatuajes”. Mientras que Armando Manzanero, presidente de la SACM, del brazo de su esposa y con una comitiva conformada por Roberto Cantoral Zucchi, Martín Urieta, Memo Méndez Giú, José Alfredo Jiménez, flanquearon el féretro de caoba que lo cargaron ocho hombres, entre ellos Julián Figueroa; para depositarlo en el escenario del Centro Cultural “Roberto Cantoral”.
Con una megapantalla que siempre tuvo la imagen y nombre de Joan Sebastian (1951-2015) y en el escenario dos fotografías de él, con prendas negras y las blancas con su paliacate, su imagen más reciente, tomada por su hermano Federico Figueroa.
Ya con el público presente, directivos y empleados de la SACM, más la nutrida concurrencia de los diversos medios de comunicación electrónicos, impresos y radiales, habló primeramente Armando Manzanero, como presidente de la SACM:
“Cristo dijo bien ‘descanse en paz’, y hay que dejarlo descansar en paz –refiriéndose a Joan-. Sobre todo porque nos dejó un acervo maravilloso, que se van a ir los soles, se van a secar los mares y siempre va a existir una canción de Joan Sebastian, definitivamente. En estos momentos quiero decirles a ustedes, que todos sus hermanos estamos afligidos, pero a la vez estamos muy felices de que seamos nosotros los que le digamos adiós. Porque un señor de la dimensión de Joan Sebastian, nada más nos da la partida, pero nunca se va”.
José Manuel Figueroa habló en nombre de toda la familia doliente; escuchó las porras, vivas y aplausos que el pueblo le brindó a don Joan Sebastian.
“Qué bellas muestras de cariño. La verdad, no tengo discurso preparado, vengo nada más a darle las gracias de parte de mi familia, de parte de mi padre, por tantos años de reconocimiento, del público, del gremio de los compositores, de darle a mi padre esta oportunidad de estar aquí, entre los grandes compositores, aquí en la SACM. Hoy, entre que suspiro y respiro, se me vienen los recuerdos de mi padre. Las palabras de amor, sus consejos y también los regaños. Entre ellos, el regaño más importante que me dio mi padre, fue el que tengo que unificarme más con mis hermanos compositores. No me van a sacar de aquí.
“Quiero agradecer a toda la sociedad de este detalle de haber recibido a mi padre aquí, quiero agradecer a los medios de comunicación las muestras de cariño a mi padre. Habrá recintos más grandes, más antiguos, más viejos, pero el reconocimiento más importante está en las calles de México –y los aplausos no se hicieron esperar-. Probablemente este sea el último escenario que piso con mi padre y me da mucho gusto que sea aquí, de verdad; porque la última vez que estuve aquí, tuve la oportunidad de recibir el reconocimiento Gran Maestro de la SACM, para mi padre.
“También en este escenario me tocó pasar la llamada en la que él hablaba por agradecimiento al reconocimiento. En ese momento, me dijo mi padre ‘habla hijo, di lo que sientas’, y en ese momento dije: ‘gracias, papá, te amo, y gracias por tanto amor y por tantas cosas que nos dejaste, te amo. Con permiso’”.

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