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22, julio 2015 - 19:20

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POR LUIS GARCÍA OLIVO
ENVIADOS ESPECIALES

ATLANTA.- El mejor reggae de todos los tiempos posiblemente se escuchó en el Georgia Dome.
Ese dulce ritmo que inspira al baile y fiesta se tradujo en cinco minutos de inspiración para doblegar sorprendentemente a Estados Unidos que partía como favorito y hasta para candidato a alzar el título; sin embargo dicho presagió quedó en el tintero, pues con el recuerdo del emblemático Bob Marley, Jamaica fraguó su pase a la final de la Copa Oro sin importar el fracaso que propinaron a los de las barras y las estrellas.
Triunfo jamaiquino de 2-1 gracias a los goles de Mattocks y Barnes que aprovecharon el momento justo para matar frente a un equipo que pecó de soberbia y que tuvo hasta para golear, pero a la postre no pudieron aprovechar la endeble portería de los caribeños.
Asimismo y entre alemanes, Schaefer le ganó la batalla a Jurgen Klinsmann, quien vio un nuevo fracaso al no poder llegar a la final en busca del medio pase a la Copa Confederaciones. Jurgen sacará cuentas y Estados Unidos analizará su continuidad, pues para ellos no es permisible que el caballo negro del torneo los haya dejado fuera con un suave reggae, que ligeramente se escuchó en Copa América, pero explotó en Copa Oro.

CINCO MINUTOS
Por increíble que parezca el pequeño sorprendió al grande y en cuestión de cinco minutos lo humilló en su propio terreno.
Bien lo auguró el alemán Schaefer al tratarse de un duelo entre “David y Golliat”, y más porque los Reggaeboyz dieron muestra del gran avance en el futbol caribeño al ser el caballo negro y el único que llegó a estas instancias, por lo que a lo largo de la Copa lució un juego alegre, duro, rápido, sin miramientos y espectacular.
Palabras cortas para descifrar su futbol en el que en cinco minutos maniataron al estadounidense, pese a que éste encontró una sobrada supremacía en la primera media hora.
El fogueo de los jamaiquinos en la Copa América salió a relucir en 300 segundos. A Darren Mattocks le salió un gran remate de cabeza en el que buscó prolongar, pero la pelota buscó uno de los ángulos para anidarse. El gol se dio para sorpresa de todos y enmudeció al Georgia Dome.
La situación no quedó ahí. Instantes después, un zapatazo de Giles Barnes en tiro libre dejó a medio mundo atónito. Locura caribeña e incredulidad de los del Tio Sam, 2-0, Schaefer le ganaba a su paisano Klinsmann.
Balde de agua fría para los de las barras y las estrellas, ya que pecaron de soberbia y minimizaron al rival, pues en la primera media fueron amos y señores. Tuvieron hasta para irse al frente con tres cómodas anotaciones, pero no capitalizaron.
En los pies de Johannsson se contó la mejor en grave oso del meta caribeño al intentar hacer una finta, que por poco el “gringo” perforó. Fabian Johnson tuvo otra por la banda izquierda en donde se llevó a medio mundo y en el último alarido de gol, Kemar Lawrence le ahogó su intento. Y justo antes del par de tantos de los caribeños, el mismo número 23 de Estados Unidos probó al guardameta con un fuerte trallazo que atajó a la perfección.
Cruda realidad para el complemento y con suave Reaggae, Jamaica aplicó la dosis del tan famoso “dous a cero -2a0-” en pleno coro de los pocos aficionados jamaiquinos.
Tan rápído para sacarle jugo a los restantes 45 minutos y con aún el fuerte dolor de cabeza que provocaron el par de sorpresas. Estados Unidos se fue con todo en busca de la paridad.
Klinsmann no tuvo de otra y ordenó más ataque, pues quiso sacarle provecho a la poca calidad del meta jamaquino, que posiblemente fue su posición más endeble, pues en constantes ocasiones escupió el balón y mostró más nerviosismo que calidad.
Así que al minuto 48, Bradley mandó a guardar el 2-1 en error de Thompson que no logró controlar con las manos. Gol de esperanza y más porque aún había mucho tiempo delante en busca de la igualada, por ello fue que enseguida Johanson se perdió lo que pido haber sido el empate.
Sin embargo, Jamaica le dio la mejor de las lecturas a la presión estadounidense que fue en aumento en cada paso que dieron las manecillas del reloj. Se replegó y a la postre, los ajustes de Klinsmann no terminaron en explotar. El duelo bajo en explosividad y los Reggaeboyz no marcaron más peligro.
Wondolowski, Yedlin y Gordon no hicieron diferencia en los ajustes de Klinsmann y solamente el fin de los 90 minutos no prolongó la esperanza gringa a tiempos extra, pues la tarea de los caribeños ya estaba hecha, la sorpresa se fraguó con el silbatazo final y el favorito, que se suponía era, llegará a Filadelfia, pero no para jugar la gran final.