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23, julio 2015 - 10:27

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POR HÉCTOR REYES

LOS estudios médicos entregados a la campeona de los 20 kilómetros de caminata de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, Un des, arrojaron una deshidratación leve y puede buscar la consagración en el Campeonato Mundial de Atletismo de Beijing, China, del 22 de julio al 30 de agosto, si cuenta con el auxilio de las autoridades deportivas para sufragar los gastos que la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo se negó a cubrir con el pretexto de que no tiene recursos económicos.
La marchista que en menos de tres años se ha consolidado como una de las mejores del mundo en su especialidad, desde que se escapaba de su casa en las madrugadas para entrenar con el temor de ser regañada por sus mamás, las señoras Justina Rodríguez Vázquez y María Romero Pérez, así como apoyada por sus hermanos Leticia –su confidente- y José Alfredo, la espigada atleta de 48 kilogramos, en la competencia perdió 1.5 kilogramos de peso, a consecuencia de la deshidratación, al no advertir el peligro del clima y el poco consumo de líquidos en el recorrido.
Lupita se remonta al inicio de su novel carrera deportiva, los obstáculos familiares y físicos para llegar a ser una deportista de alto rendimiento, luego de nadar un poco en la alberca y someterse a una terapia física de rehabilitación tan pronto llegó a la ciudad de México.
“Se preocuparon un poco, porque mis hermanos ya estaban ejerciendo, lo que ellos querían que yo también, dejarme un futuro. Ellos fueron siempre así, eran estrictos en el sentido que si ellos llegaban a faltar en algún momento, nosotros tener algo con qué vivir, sostenernos y pues yo no estaba segura, porque todavía no tenía un trabajo estable, estaba terminando mis estudios, estaba haciendo deporte, entonces no era nada seguro. Ellos no veían algo sólido para mí. Entonces ya les dije: me voy a arriesgar, lo voy a hacer, porque quiero llegar a los Olímpicos”.
Lupita, hija de familia que recibió lo indispensable para salir adelante con sus mamás dedicadas al hogar y su papá, Enrique González, notificador en el Municipio de Tlalnepantla, reconoció que sí se asustó mucho luego de reaccionar a raíz del desvanecimiento, ya que no calculó por su falta de experiencia el incremento de la temperatura, de 23 a 32 grados con una humedad del 80 por ciento, factor que la deshidrató y la hizo caminar los últimos 800 metros con el corazón por delante, como solía decir el clavadista Joaquín Capilla, ya que perdió la noción del recorrido y sufrió el golpe de calor que la desplomó apenas y cruzó la meta.
“Mis mamás son mis motores, todo lo que soy es gracias a su educación, sus regaños, sus exigencias; todo lo que me han dado y también al trabajo del profesor Juan y a toda la gente que ha estado en mi camino; mis amigos son parte indispensable porque son a veces los que te dan un consejo en el momento que te ven mal; la gente que está con nosotros; Chelita que nos da sus consejos, toda la gente que ha estado en mí camino para lograr esto, es importante”..0
En alguna ocasión, la familia la sentó en la sala de su casa para resolver su futuro y hablaron con ella. Le dieron todo el apoyo, toda la confianza y la exhortaron a seguir adelante. Se acabaron las salidas en el amanecer. Ahora vive de lunes a domingo en la villa del Comité Olímpico Mexicano y solo visita a la familia los domingos, en donde hacen eco las palabras de aliento: “Ese día que me dijeron, pensé en mi interior, lo voy a aprovechar al máximo, no los voy a defraudar, también el quedarme aquí, hacer otras cosas que no debo cuando mi preparación es para las competencias”.
Las travesías de tres horas de Tlalnepantla a Cuemanco, luego las prácticas profesionales de la carrera de computación, dividían su tiempo. Ya después sólo ha sido el entrenamiento, porque no hay otra cosa que hacer, sino entrega absoluta, “algo que yo decidí y nadie me está obligando a hacerlo y estoy luchando por llegar, llegar a los Juegos Olímpicos de la mejor manera. Sí quiero participar, pero quiero competir por una medalla, entonces es mi sueño. Yo quería ser velocista, pero en marcha también se puede, mis facultades son en esta disciplina y dicen que ni los zapatos a fuerza, me tengo que acoplar y eso ya lo entendí”.

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