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Mira

26, julio 2015 - 23:27

┃ ESTO

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POCO viento y mucho sol, condimentos esenciales para una tarde de toros, y esas condiciones prevalecieron en el festejo de ayer en la Plaza México, que hicieron que resultara interesante y la poca gente que asistió la pasó más que bien.

Se jugaron tres novillos de De Haro que no dieron el juego esperado, presentaron complicaciones y los victimarios no tuvieron un día de campo, sudaron los ternos y la ganadería la Concepción que se presentó en la capital permitió el lucimiento de los alternantes que tuvieron buenas opciones y fueron aplaudidos en el arrastre y les permitieron lucimiento para que Ángel Lizama, Juan Pablo Herrera y Humberto Quevedo saludaran desde el tercio por su desempeño.

Desde luego, no todo es felicidad y se salvaron de un percance mayor Édgar Badillo, Herrera y Rafael Reynoso, quienes fueron empitonados feamente, pero afortunadamente resultaron ilesos.

En general los novilleros estuvieron valientes y con determinación, buscando el triunfo a costa de su integridad física.

El mejor librado de esta gama de sucesos fue el aguascalentense Juan Pablo Herrera, quien ratificó sus buenas maneras, su valor y sus deseos de ser un torero de altos vuelos. Mostró además que tiene sitio, camina desahogadamente sobre el ruedo y sobre todo que piensa en la cara del novillo.

Desafortunadamente no estuvo muy certero a la hora de matar y escuchó un aviso, pero le hicieron salir al tercio. Recibió a su novillo a portagayola y fue arrollado en una larga y quitó por orticinas e inició la faena con el péndulo por demás ajustado. Logró buenos muletazos, sobre todo en los ayudados templados que ejecutó pegado en tablas, donde se fue a refugiar el astado.

El joven yucateco Ángel Lizama dejó ver sus adelantos luego de su reaparición en la México. Se vio más asentado, valiente y nada de toreo efectista. También recibió al novillo a portagayola macando bien la suerte. Cubrió lucidamente el tercio de banderillas. El novillo fue bueno, bravo, con recorrido y  humillaba y le cuajó ayudados de calidad. Al entrar a matar fue volteado y dejó media para retirarse entre palmas. El novillo también fue aplaudido en el arrastre y lo llamaron al tercio, pero se dio la vuelta por su cuenta, que resultó un tanto fría.

Hizo su presentación el queretano Humberto Quevedo con el toro Cristero, de La Concepción, y se entendieron y lograron una bonita faena. Quitó por gaoneras ajustadas y se dio a torear por ambos lados, tanto en ayudados como en naturales, tirando y templando. Los naturales le corearon con fuerza. No estuvo certero en la suerte suprema y fue volteado pero le hicieron saludar en el tercio. Quevedo tiene idea, escuela y sabe templar y aprovechó debidamente al astado. Las empresas deben voltear a verlo y darle más oportunidades, pues ahí está un joven que puede ser torero.

Quien pasó el trago amargo fue el zacatecano Édgar Badillo, ya que recibió tremenda paliza con el novillo 154, Dos Cañas, con 414 kilos, que le había tocado el pasado domingo. Badillo se salvó de un percance mayor. Primero al recibir a portagayola al astado que lo arrolló espectacularmente. Édgar quedó sin sentido y las asistencias lo cargaron para llevarlo a la enfermería, pero el novillo hizo hilo con el grupo y estuvo a punto de empitonarlos a todos. En forma inconsciente aventaron al novillero para salvar su piel. Édgar cubrió el tercio de banderillas, con la muleta poco pudo hacer, pues el novillo se empezó a quedar corto y  terminar con la cabeza arriba. Tuvo buenos momentos, pero sin cuajar. Mal matando y escuchó un aviso.

Emilio Macías y Rafael Reynoso no tuvieron socios para triunfar, pero tuvieron buenos momentos en sus respectivos novillos. Los dos fueron arropados, pero sin consecuencias que lamentar.

LA novillada de ayer en la México se inició con unas escenas dramáticas como esta: Edgar Badillo fue empitonado feamente y quedó sin sentido. Las asistencias se lo llevaban a la enfermería, pero el novillo hizo hilo y embistió al grupo, que viendo el peligro aventaron a Édgar para salvarse del percance. Fueron momentos desesperantes.

JUAN Pablo Herrera  ratificó sus buenas maneras pero no se salvó de ser empitonado.

VARIAS volteretas sufrió el aguascalentense Rafael Reynoso, pero resultó ileso.

OTRO que voló por los aires fue el yucateco Ángel Lizama, pero tampoco nada que lamentar.

NO alcanzó el triunfo, pero tuvo buenos momentos Emilio Macías.

BUENA presentación tuvo el queretano Humberto Quevedo y dejó ver su capacidad.