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27, julio 2015 - 13:37

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La historia de la Fórmula Uno abrió de manera trágica en México, la primera prueba fue una experiencia lamentable, el ensayo para albergar una carrera de la máxima categoría, terminó con la mejor promesa del automovilismo nacional: Ricardo Rodríguez de la Vega.

“El Chamaco de Oro” ya había probado su valía en pistas como Sebring, Nurburgring y Daytona, donde obtuvo destacados podios y para ese momento tenía la oportunidad de ir el siguiente año a Ferrari.

Pero el jueves 1 de noviembre de 1962, durante las prácticas previas a Gran Premio de México, un accidente en la “peraltada” terminó con su vida y comenzó el mito que perdura hasta la actualidad.

Polémica y discrepancias en la forma en la que el joven volante de 20 años falleció, no hubo investigación y el coche fue regresado a Europa tras el suceso.

Lo cierto es que el asfalto terminó con su vida en una de las partes más representativas del circuito de la Magdalena Mixhuca, aquella curva de alta velocidad en la que el mismo Ayrton Senna no pudo dominar al volcarse en 1991.

Una etapa romántica de la Fórmula Uno se vivió en México en 1962, la época donde el piloto destacaba por sobre la máquina a la hora de competir y una primera prueba que sirvió para demostrar que el país estaba listo para albergar una carrera del Gran Circo y comenzar ese idilio que duró en su primera etapa hasta 1970.

Aun bajo la sombra de la tragedia, la carrera se corrió el domingo 4 de noviembre, equipos grandes no quisieron venir como Ferrari por no ser válida para la temporada.

Pero quien sí estuvo ahí, fue Jim Clark, piloto también conocido como el “Escocés Volador”.

Disputó una carrera en la ganó de forma compartida, pues Clark había sido descalificado en la vuelta 10, pero en la 14 su compañero Trevor Taylor se detuvo en pits para que subiera el escocés al coche y condujera desde el tercer lugar con casi un minuto de diferencia con el punto a una victoria que lo ponía como primer triunfador en el trazado.

La victoria fue oficialmente compartida entre Clark y Taylor, fue la última que se dio porque se había quitado del reglamento esta práctica desde 1958, sin embargo al ser no puntuable esta fecha no importó que se diera por ganador a los dos pilotos.

En cuanto a la participación mexicana, además de Ricardo, también correría Pedro, su hermano, pero el luto le impidió estar presenta. Mientras que a Moisés Solana la falta de potencia en su coche no le permitió correr con el resto.

En total 21 coches estaban pensados para participar, sin embargo, por diversos motivos solo arrancaron 17, de los cuales nueve completaron las 60 vueltas que se dieron en aquella primera ocasión.

La organización fue un éxito y al siguiente año regreso el Gran Circo como fecha oficial ya del calendario de la Fórmula Uno. Notimex.