POR CORTESÍA DE JESÚS TEPEPA

AL pobre “Poncho” -un chavo de clase alta- junto con el “Greñas” -el cuidacoches de su escuela- los secuestra un tipo llamado “La Bomba”, quien les iba a vender droga, todo esto desata la furia del padre del burgués, que ni tardo mucho menos perezoso echa andar toda una maquinaria entre mafiosos con policías para rescatar a su retoño.
La trama de “Los Jefes”, estelarizada por Cártel de Santa, presenta –literalmente- el submundo de lo subterráneo, drogas, vicio, tráfico de estupefacientes, vidas echadas por la borda de manera miserable, poder sobre el poder, además de una muy íntima relación entre lo alto de lo más alto con quien bucea en la mar de ese nefasto universo supuestamente desconocido.
Además de estos personajes aparece otro a quien le dicen “Perro”, y resulta que este canino es el mandamás de aquellos que ascendieron de vulgares vendedores de psicotrópicos a secuestradores, por ello es quien ordena capturar a “Poncho” junto con quien se encuentre a su lado sin importar chipote con sangre, de la cual hay en abundancia cerca del final.
La problemática de este estilo no es algo nuevo, sin embargo, que una banda de hip hop la aborde más allá de sus rolas sí es de llamar la atención; durante años se ha comentado que el lado norte de nuestro país no es precisamente al paraíso terrenal cuando de estos asuntos se trata, aunque por cualquier lugar ya se ve esto, no es privativo de los fronterizos de la parte alta.
El desarrollo de semejante historia se sitúa en Santa Catarina, Nuevo León… Hay violencia, agresión, palabras altisonantes hasta para regalar, o bien, castigar a los oídos más puros cuan castos de la comarca, aunque algunos dicen que es el lenguaje más cotidiano que pueda haber, es cuestión de puntos de vista; en fin, hay ahí una propuesta para quien guste.