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30, julio 2015 - 11:43

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POR HÉCTOR REYES

A los 33 años el nadador paralímpico Juan Ignacio Reyes anuncia que a su carrera deportiva le queda poco tiempo de vida. La edad y una lesión en la rodilla de la pierna son la causa de abreviar su camino en una actividad que cambió su existencia, le dio prestigio, educación, empleo y una beca vitalicia. Pero, quizá lo más importante un sentido, un camino imborrable en la historia de nuestro país.
“Sí, ya lo veo más próximo, lo veo más cerca, más real. Creo que casi 20 años de carrera deportiva, ya se cortaron 19 años de campeón mundial. Es un buen momento para retirarme como el mejor, que recuerden que era el mejor nadador de México en mi categoría y me dedicaré a los planes que tengo”.
Después de seis Campeonatos Mundiales de Natación IPC, Juan Ignacio perdió el reinado de los 50 metros dorso, en Glasgow, Inglaterra, evento que se le dio poca difusión y cuyos resultados han sido los peores de la natación paralímpica al quedar fuera del top ten de la tabla de medallas.
“No es tanto un descalabro, son cosas que se tienen que suceder, el primer lugar lo ocupó un ruso de 17 años, tengo 33. Creo que es el salto generacional que se está dando en todo el mundo, de hecho la competencia que reunió a 68 países estuvo plagada de nuevas generaciones. Entonces, sí todos los compañeros de México estuvimos batallando con las edades y te digo es algo muy normal”.
Juan Ignacio perdió en su infancia los brazos y una pierna enfermedad en su infancia, quien le preguntaba a sus papás, el porqué había sido castigado así, ya que se había portado bien y no había hecho travesuras, salvó la vida y la natación, sin pensarlo, fue el deporte que cambió su vida.
En Glasgow no se rindió Juan Ignacio, al contrario mostró de lo que estaba hecho para no perder la gloria que perseguía por sexta ocasión, el final triunfante, como estaba acostumbrado.
“El tiempo que realicé fue bastante bueno (44.86 segundos) ha sido mi mejor registro a lo largo de cinco o seis años, inclusive mejor que en los Juegos Paralímpicos de Londres (45 segundos). Por eso me voy satisfecho con la marca para Río 2016, aunque todavía falta el Parapanamericano que ya es el último salto para la calificación, pero sí, prácticamente amarrado”.
Juan Ignacio, Arnulfo Castorena y Doramitzi González marcaron una época. Recuerda que a partir del 2000, arrasaban en las competiciones internacionales. Les señalaban como los “Tres Mexicanos” en las piscinas internacionales donde se presentaban. Un fenómeno que recordamos con sus triunfos durante los Juegos Paralímpicos de Sydney, cuando sorprendieron con sus resultados que se vieron reflejados en récords de audiencia con la participación elocuente del ya fallecido Gilberto Rincón Gallardo.
“Sí era bastante fuerte esa generación y esperemos que los nuevos nadadores entrenen con esa determinación, con ese deseo de triunfo, porque si México no se pone a trabajar, podríamos llegar a perder el respeto que se tiene por los nadadores mexicanos”.
Las últimas páginas de su libro todavía están en blanco. En Toronto cumplirá su quinta participación parapanamericana, 19 años de incansable lucha y el año próximo, si su físico responde, Río 2016, el círculo que cerrará con la misma ilusión, siempre al lado de su madre, hoy convertida en entrenadora auxiliar.
“¡Todo una vida de hecho, deja todo una época, toda una vida haciendo esto! Al final las satisfacciones deportivas para la familia, para México, para los amigos, son muchísimo mayor que haberme quedado en una fiesta. Entonces, creo que valoramos un poco más lo que se hace en el deporte”.
Juan Ignacio, el deportista que forjó su nombre, con letras de oro, apoyado en el banco de salida, atiende a las indicaciones, se sumerge en la piscina y continúa su camino de tantos y tantos miles de kilómetros por los océanos de su mente.
“Si dentro del deporte mexicano mi nombre ya quedó ahí grabado al ser cinco veces campeón mundial, como dicen nadie lo ha logrado, cómo tan, tan, tan marcado en una sola prueba. Mantenerme tanto tiempo como campeón mundial, como campeón paralímpico, creo que sí, no es que sea yo, puedo decir que queda ahí marcado mi nombre como uno de los mejores nadadores de México, dicen que de mundo, entonces no se todavía”.
Hoy, el delfín mexicano empezará a cosechar lo que sembró con las pinceladas que hacen de la vida un arte.