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31, julio 2015 - 9:59

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SALZBURGO (EFE).- Pocos artistas pueden decir que llevan cuarenta años siendo un habitual del Festival de Salzburgo. El tenor español Plácido Domingo no sólo puede, sino que ha recibido ayer un homenaje del prestigioso certamen para celebrar esa larga y productiva relación.
“Es uno de los festivales más importantes del mundo”, declaró Domingo a Efe antes de la gala musical con la que se ha celebrado el aniversario.
“Es una gran satisfacción y me da mucha felicidad”, reconoció.
En el recital, para el que se vendieron todas las entradas, acompañaron al cantante la soprano italiana María Agresta, la puertorriqueña Ana María Martínez, la búlgara Kassimira Stoyanoba y el tenor mexicano Rolando Villazón, artistas que han estado con Domingo a lo largo de su carrera.
“Es magnífico poder venir y cantar con cuatro figuras de gran categoría, con un maestro extraordinario y una orquesta para celebrar mi participación en el festival del mundo”, aseguró el tenor.
El italiano Gianandrea Noseda dirigió a la Orquesta de la Radio de Munich en una velada, celebrada en la Großes Festspielhaus, en la que se pudo disfrutar de arias y duetos de obras de compositores como Giuseppe Verdi y Giacomo Puccini.
Para Rolando Villazón, el maestro Domingo es “un ejemplo de constancia, es un artista único, no hay, ni habrá otro como él”.
“Estoy muy contento de estar en esta gala celebrándolo”, dijo a Efe el artista mexicano, una de las voces que fue “descubierta”, precisamente en el concurso lírico Operalia, creado por Domingo.
Si ser invitado a participar en el Festival de Salzburgo es uno de los mayores reconocimientos para un músico, ya que reúne sólo a lo mejor de la música clásica internacional, llevar cuatro décadas siendo un habitual es algo queda reservado a los más grandes.
Ha sido “un camino muy largo que empecé cuando mis hijos no tenían ni diez años. Y ahora tienen más de 40”, recordó el Domingo ante un público que se puso de pie para aplaudir con intensidad y entusiasmo tras gozar de su canto excelente.
Los caminos de Domingo y de Salzburgo se cruzaron por primera vez en 1975, cuando el tenor ya era una voz de prestigio que había pasado por los teatros más importantes del mundo.
Su debut en el Festival fue en el papel principal de la ópera “Don Carlo” de Giuseppe Verdi, dirigida por el legendario Herbert von Karajan (1908-1989), una actuación con la que Domingo se ganó la simpatía y la admiración del público, que se mantiene hasta ahora.
“Es un gran artista, enamorado de su obra y de los compositores que interpreta”, comentó Villazón.