Con la tecnología de Google Traductor

Mira

5, agosto 2015 - 21:51

┃ ESTO

cro-futm-river-tigres

POR MANUEL GÓMEZ
FOTOS: JORGE BARRERA
ENVIADOS ESPECIALES
BUENOS AIRES.-

River fue más que Tigres.
River, campeón de la Copa Libertadores.
El equipo regiomontano no encontró nunca la fórmula para abrir a la defensiva argentina y en eso se le fue el partido, la eliminatoria y el título que simplemente no puede ser ganado por un equipo mexicano. Este fue el tercer intento de un representante del balompié nacional que termina en fracaso.
La idea de llevarse el triunfo de la casa de uno de los históricos del balompié sudamericano, estuvo latente hasta que comenzó el partido. Luego, faltó algo de esa personalidad que edifica los campeonatos en entornos difíciles.
Los universitarios pegaron cuando no necesitaban hacerlo y se llenaron de amarillas. También se desgastaron en disputas que no los llevaban a ningún lado y comenzaron a dejar espacios que a poco eran ocupados por más camisetas blancas de franjas rojas. Claro que el árbitro cargó un poco la mano a los visitantes, pero quien no supiera que esto sucedería, no estaba en la serie.
Con poco juego de balón en el mediocampo, las alternativas del juego se presentaron con base en latigazos que acercaban rápido a los ofensivos de ambos equipos muy rápido sobre la meta rival. En medio de toda esta vorágine y derroche físico por anularse mutuamente, los Tigres fueron los que tuvieron las más claras, primero con una internada de Aquino de izquierda al centro que terminó en disparo desviado y luego con el ingreso de Damm al área millonaria, en donde después de un recorte, sirvió a Gignac, quien no pudo conectar sólido.
River lo tenía muy claro: con una que tuvieran a lo largo del juego bastaría para estirar el juego a lo más que pudieran para llevarse la copa. Marcelo Gallardo se moría desde uno de los palcos sin poder estar en la zona técnica para dar indicaciones. Sus auxiliares se morían porque el “Muñeco” estuviera ahí con ellos y el resto de un equipo que ejecutó bien el plan a seguir.
Todavía antes de que los argentinos se pusieran al frente en el marcador, José Rivas cometió una mano dentro del área que el silbante Darío Ubriaco dejó pasar ante el monumental reclamo en el barrio de Núñez.
El sueño terminó antes del primer tiempo. Lucas Alario fue más rápido que Rivas y el remate del ofensor argentino fue preciso, lejos del alcance del arquero Guzmán. Fue la última jugada de la primera parte de un encuentro en el que los felinos intentaron manifestar personalidad, pero de la manera errónea.
Lo que es un gol antes del descanso.
Un golpe terrible al ánimo de cualquier equipo y más en una final, en un escenario como este y ante un rival como River Plate, que controló las emociones y el juego para una parte complementaria de total apuro para los felinos, desesperados por meterse en el duelo.
La reacción de los felinos fue un espejismo. Fue como si los argentinos comenzaran el juego del “gato y el ratón” con los universitarios. Les prestaban el balón y los dejaban acercarse pero sin darles opciones reales. Así los tuvieron unos buenos minutos hasta que una falta de Aquino sobre Carlos Sánchez dentro del área.
Penalti bien ejecutado por el mismo Sánchez (74´) que aseguraba el tercer título de Libertadores para el River Plate, que todavía pondría la estocada por conducto de Ramiro Funes Mori (79´) con cabezazo sólido, impecable, lapidario. El festejo fue cuestión de minutos. Todos locos en el Monumental, la fiesta por el tercer título de River Plate se extenderá por días y no es para menos. No todos los días se gana un título como éste y eso le ha quedado claro a Tigres.

Para ver como deshabilitar las notificaciones, da clic aquí