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5, agosto 2015 - 23:07

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BUENOS AIRES.- Dice el tango de Gardel que “20 años no es nada”, pues sí, y este miércoles por la noche se demostró, por el festejo del logro de su tercera corona en la Copa Libertadores, que 19 son menos para una escuadra histórica como es el River Plate.
El turibús descubierto que estaba sobre la grama del Monumental tenía la leyenda de: “El más grande de América”, y sí, los miles de papelitos y flashazos que inundaron la tribuna, y la alegría desbordada de los integrantes del cuadro Millonario, fueron clara muestra de que ellos están acostumbrados a celebrar los triunfos y muy poco lamerse las heridas de la derrota.
Marcelo Gallardo, el técnico ganador de “Copas”, sumó su tercera en menos de un año. Ganó la Sudamericana, la SuperCopa Sudamericana y ayer la Libertadores, y en diciembre será el representante de la Conmebol en el Mundial de Clubes, nuevo objetivo del “Muñeco” y compañía, que ayer vivieron una noche apoteósica al vencer a Tigres.
Antes de terminar el encuentro, cuando el resultado estaba inclinado hacia el lado argentino, los jugadores de banca de River ya se empezaban a repartir las playeras de campeones, mientras que en la de los felinos, la pertinaz lluvia se confundía con las lágrimas de frustración al no conseguir el objetivo.
El silbatazo del uruguayo Darío Ubriaco, como un digno maestro de ceremonias, abrió la pista para el festejo en pleno de los de la franja roja. Los abrazos, los cánticos, los saltos al mismo tiempo se vieron tanto en el graderío, que parecía caerse, como en la cancha. Bajó Gallardo para ser levantado en hombros y luego, dio unas palabras al respetable, que fueron emitidas en la pantalla gigante del escenario de Núñez.
Y Tigres pasó sin pena ni gloria por sus medallas y trofeo, si alguien se dio cuenta en el estadio lo ignoró por completo, como la historia misma, la escriben y quedó ayer de manifiesto, la celebran los ganadores y ayer, al pasar uno a uno los jugadores locales a recibir su insignia, fueron ovacionados por una afición que prendió garganta y su llama nunca se extinguió, pues los gritos de aliento nunca cesaron y menos para reconocer que son los mejores del Continente Americano.
Por algún rincón se podía escuchar el murmullo de aquel fantasma del descenso de hace cuatro años, pero era inaudible, porque el clamor por la Copa Sudamericana, con el 2-0 al Atlético Nacional de Colombia; la SuperCopa Sudamericana 2015, ganada a San Lorenzo, 1-0, y la edición 2015 de la Libertadores, a costa del 3-0 a Tigres, lo dejó ahí, en un rincón, inaudible, y en el baúl de los recuerdos, como los 19 años que tuvieron que pasar para conseguir su tercer título libertador. (Manuel Gómez)

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