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11, agosto 2015 - 23:32

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POR OMAR PÉREZ DÍAZ
FOTOS: ÓSCAR RAMÍREZ
ENVIADOS ESPECIALES

GUADALUPE, Nuevo León.- Monterrey llegó a su primer partido oficial en su nuevo estadio, con una marca de 250 días sin perder como local; naturalmente, no podría permitirse un mal trago en el estreno.
Y lo cumplió con una espectacular remontada sobre Pachuca, alentado por el orfeón monumental de su gente. De ir perdiendo 0-2 a terminar ganando 4-3, en una noche de emocionante encuentro, digno del Estadio BBVA Bancomer.
Caliente en todos los sentidos (por la temperatura superior a 30 grados y la batalla), el grito de gol se dio gracias a Nahuelpán (2) y Botta, por los visitantes; pero Monterrey reaccionó con Funes Mori, Pabón y hasta autogol de Herrera Equihua, pero se llevó la noche Aldo de Nigris con el decisivo.
Buenísimo el espectáculo, el marco y hasta en lo futbolístico, con dos equipos propositivos y atrevidos. Una salomónica repartición de puntos para dejar a los Tuzos con 7 unidades, y a los Regios con 4. Todavía tienen mucho para dar.

GOLPES TUZOS
El recuento del choque tuvo dos facetas.
La primera con un Pachuca, pintado de celeste, que no se inmutó ante el vendaval rayado que se le fue encima tan pronto la pelota empezó a circular. Al timón, un héroe de todos los blasones como Óscar “Conejo” Pérez, quien ahogó el primer rugido del estadio atajando un penalti a Pabón, apenas al minuto 10.
Iba a ser más difícil para Monterrey, porque los Tuzos fueron corsarios, con cuatro ajustes en la alineación. Alonso se la jugó con el “Shaggy” Martínez en la contención, haciendo escudo con Madrigal y Guzmán. Pasado el sofocón, la idea le dio resultado.
La conexión entre Nahuelpán y Botta hizo estragos en la zaga local, lo mismo que la velocidad de Lozano explotada por fuera y por ambos costados para un 0-2 que dejó helado el escenario.
Desconcertado, Mohamed no atinada a explicar cómo Pavón y Cardona podían ir de frente cuando se lo proponían, pero sin claridad para un toque final a Mori. Un auténtico chacal del área.
Incisivo, determinado, ansioso, Rayados se tropezaba con sus mismos pies, amén de la zaga tuza y varios lances del “Conejo” Pérez.
Todo hasta que Barrera sacó de la nada un pelotazo, que lo entregó a Mori para descontar.

DRAMÁTICO CIERRE
Ni el descanso evitó que la marea rayada se llevara por delante al cuadro hidalguense.
En esa faceta, el cuadro local encontró lo que tanto deseaba: plantarse en las narices del “Conejo” Pérez. Lo hicieron con magistral combinación Cardona y Pabón, lanzados por Gargano, para el 2-2.
El éxtasis regio se completaría poco después, apenas con el ingreso de Ramírez, quien en la primera pelota que tocó provocó el autogol de Herrera Equihua, apurado por Mori.
Parecían imparables los Rayados, llevados en el aire por su gente. Ah, pero estos muchachos de Diego Alonso no se rendían y otra fantástica unión entre Nahuelpán y Botta empataron las cosas 3-3. Más emotivo no podía estar la cosa.
El público regio entró entonces en acción. Gritó, alentó, apretó de tal manera que fue el jugador número 12 para marcar la diferencia. El que mantuvo vertical a su equipo, lanzando más por eso que por condiciones tácticas, que el Pachuca había neutralizado.
Y como sucede en los grandes escenarios, vino el acto principal en el minuto 90. Herrera Equihua cometió falta a Funes Mori en el área, mismo que el árbitro decretó penalti. Aldo de Nigris, quien había entrado de cambio, tomó el balón para ser el héroe. El elegido con suerte, quien hizo el 4-3, dando rienda suelta la polka en el nuevo estadio. Acordes que acompañaron la feliz salida de la afición y el Monterrey en una noche memorable de futbol. ¡I’,ñor!