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24, julio 2014 - 13:10

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Notimex

Tiene el largo nombre de Carlos Caetano Bledorn Verri -como ocurre con la mayoría de los ciudadanos de su país-, que se reduce al breve apodo de “Dunga”, como llaman en Brasil a “Dopy”, el más ingenuo y torpe de los siete enanos del cuento de Blancanieves, autoría de Walt Disney.

Pues “Dunga” -antiguo medio volante del Stuttgart de Alemania, el Fiorentina de Italia y el Iwata de Japón, titular en las Copas del Mundo en Italia 90, Estados Unidos 94 y Francia 98- es, desde el 22 de julio último, el nuevo director técnico de la selección nacional del Brasil, en sustitución de su maestro, Luiz Felipe Scolari.

La Copa FIFA 2014 concluyó en Brasil con un fracaso futbolístico absoluto y, como suele suceder, no pudo evitar verse hundido en la depresión generada por las decisiones de “Felipao”, empeñado en aplicar un estilo de juego, que seguramente seguirá bajo la conducción de “Dunga”.

Bien se ha dicho que la capacidad de sorpresa del futbol brasileño es inagotable y, a dos semanas de la agonía y muerte de un ciclo, el 8 de julio de 2014, con la derrota ante Alemania, se tomó la decisión de “modernizar integralmente” las estructuras del deporte nacional.

“Hemos empezado mal”, afirma Heizer Teixeira, ex ejecutivo de Radio Bras, crítico de un modelo impuesto desde 1990, cuando Sebastiao Lazaroni –dice- mató al “jogo bonito”, para dar paso al que se ha visto por parte de Brasil desde hace más de dos décadas.

La opinión generalizada es que la designación de “Dunga” por parte de la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) no evitará otros “mineiraços”, pues se recuerda que fue despedido como seleccionador en Sudáfrica, tras su derrota por 2-1 ante Holanda, el 2 de julio de 2010.

“Aquella fue una estrategia fallida y hoy viene a descubrir que la afición está deprimida y que, ante ello, va a rescatar a nuestro futbol”, dice por su parte Marcelo Brack, aficionado flamenguista, otro crítico del actual recetario sugerido por la cúpula dirigente.

“Solamente pedimos –implora Brack- una ‘jogadinha’ linda por el amor de Dios, y no ir solamente por los resultados basados en la fuerza, porque siempre hay pretextos para las derrotas, como si los discursos oficiales sirvieran para ganar partidos”.

La prensa y la afición brasileñas atribuyen la elección de “ Dunga” –con un 80 % de rechazo a su nombramiento, según encuestas hechas la víspera- al terror de la CBF a que la selección no logre clasificarse para la Copa FIFA 2018 en Rusia.

Súmese a ello la calidad demostrada en el torneo mundialista recién concluido por Argentina y Chile, además de Colombia, rival de Brasil –junto con Ecuador- en septiembre próximo, en amistosos a jugarse en Estados Unidos.

“Dirán misa y nos repetirán que los números de ‘Dunga’ no son malos”, precisa Heizer Teixeira, “con 42 victorias, doce empates y seis derrotas en sesenta partidos; pero su destitución en 2010 se debió a un estilo conservador, rudo y defensivo, cercano al enseñado siempre por ‘Felipao’, su admirado mentor”.

Bledorn Verri manejó a la selección brasileña entre 2006 y 2010, obteniendo las Copas América y Confederaciones en 2007 y 2009, para después conquistar un campeonato estatal con el Internacional de Porto Alegre.

Paisano de Scolari, “Dunga” nació en Ijuí, Río Grande do Sul, el 31 de octubre de 1963, hijo de inmigrantes alemanes e italianos, en una cultura de esfuerzos que forjaron su carácter, llevándolo a la capitanía de la selección.

Le correspondió anotar el gol triunfal que dio a Brasil su cuarta Copa del Mundo, en una serie de penales que acabó 3-2 en contra de Italia en Estados Unidos 94.

“A estas alturas y ante lo exhibido en nuestra Copa, eso no nos dice nada, pues unos días de gloria, como los que ‘Dunga’ tuvo alguna vez, pueden traducirse en penas”, coinciden Marcelo Brack y Heizer Teixeira, en una opinión rotunda y concluyente.

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