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TONATIUH G. TRUJILLO
FOTOS: JUAN RAMOS
ENVIADOS ESPECIALES

MORELIA.- Atlas dio una tremenda bocanada de oxígeno en el tema porcentual, al vencer 0-2 a su hermano mayor Monarcas, quien luchó hasta el último minuto del encuentro para poder emparejar el marcador, pero la suerte y la contundencia no estuvieron del lado michoacano.

La “Paleta” cambió el amargo sabor de boca por uno dulce, pues Enrique Esqueda, quien fuera abucheado por los miles de seguidores rojinegros fue autor de un golazo. La segunda anotación del encuentro fue en el ocaso del encuentro por conducto de Edy Brambila, demostrando que los refuerzos le cayeron bien a los Zorros, quienes sumaron su primera victoria del torneo. Con este resultado, los pupilos tocaron la cima de la tabla general, pues llegaron a cuatro puntos, mientras Morelia se quedó en el sótano con una unidad.

FRATERNAL
El grito de gol se ahogó en las miles de gargantas michoacanas. Sólo frente al arco y con el balón botando, Oscar Fernández desperdició la oportunidad más clara que se presentó en el primer tiempo, al sacar un potente disparo que culminó en las manos de un aficionado que con palabras altisonantes le recriminó el tremendo error que cometió en un partido muy cerrado, en donde los nuevos hermanos del futbol mexicano decidieron no hacerse daño, demostrando el gran cariño que se tienen.

El equipo dirigido por Ángel David Comizzo buscó desde el primer minuto de juego despejar todas las dudas que se generaron en la semana y buscó un gol con el cual pudieran callar muchas bocas, pero la ordenada zaga del Atlas comandada por Erpen, Venegas, Pérez y Castillo, exprimieron el veneno de la “Culebra” Riascos y le secaron la pólvora a Fernández, quienes no pudieron vencer a su ex compañero Federico Vilar, pues en diversas ocasiones los movimientos bien coordinados de los tapatíos hicieron caer en fuera de lugar a los delanteros michoacanos.

Por su parte los Zorros se mostraron apáticos dentro del Morelos, ya que sólo tuvieron dos disparos al arco de Felipe Rodríguez y uno de ellos paradójicamente fue de Federico Vilar en un tiro libre directo, el cual fue desviado por la barrera purépecha. De ahí en fuera el encuentro se concentró en la mitad de la cancha, donde el “Recodo” Valdez, Pereira Zárate y Zamorano dominaron por completo a los volantes rojinegros Ponce, González y Millar, quienes pasaron de noche. Así con dos equipos con poca actitud culminó un primer tiempo con escasas jugadas de peligro.

¡PALETAZO!
Los abucheos se transformaron por aplausos. El sabor de la “Paleta” comenzó a agradarles a los seguidores rojinegros, quienes a pesar de ser pocos estremecieron un Cerro del Quinceo que enmudeció. Sí, la “pinturita” que trazó Enrique Esqueda con la pierna derecha y que culminó con un soberbio golazo arrebató de Tomás Boy y sus compañeros.

Tras la bella anotación, Monarcas se volcó al frente buscando la igualada en el encuentro, pero la ansiedad por empatar llevó a los purépechas a cometer diversos errores, tanto en la delantera como en la defensa, pues en un par de ocasiones, nuevamente Fernández y Zárate dejaron escapar claras oportunidades de gol y por si fuera poco Felipe Rodríguez volvió a ser la figura de los morelianos, al detener a Maikon Leite, quien lo encaró y no pudo definir tras el excelente achique del cancerbero.

Conforme los minutos transcurrieron, los pupilos de Comizzo se adueñaron del encuentro y pusieron en aprietos a Vilar, quien en un par de ocasiones se empleó a fondo para salvaguardar su meta, tanta fue la rudeza con la que defendió su meta que se llevó con la rodilla a Riascos, quien se quedó tendido en el césped sin aliento.

Asimismo, la zaga rojinegra mordió en cada rincón de la cancha cometiendo un sin número de faltas en los linderos del área, oportunidades que desaprovechó Monarcas y que los postes salvaron a los dirigidos por Tomás Boy.

Los deseos de empatar llevaron a los purépechas a dejar espacios en la zona baja, los cuales fueron bien aprovechados por los Zorros, quienes en los últimos dos minutos encontraron el segundo gol del encuentro por conducto de Brambila, quien entre dos zagueros envió el balón al fondo del marco, situación que desató el enojo de los aficionados michoacanos quienes abuchearon a su equipo al silbatazo final.
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