SI le vas al Cruz Azul te recomendamos tomar tus precauciones al leer esta nota, porque se trata de un triste recuerdo para los seguidores cementeros, pero es al mismo tiempo, un episodio imposible de borrar cuando tenemos enfrente el Clásico Joven.

Desde que La Máquina viene buscando un nuevo título, después de aquel lejano campeonato de 1997, jamás había estado tan cerca como aquella noche del 26 de mayo del 2013.

A nada estuvo el Cruz Azul de conquistar el título, mientras la lluvia no dejaba de caer y los fantasmas del fracaso cementero rondaban el Coloso de Santa Úrsula.

¿Te acuerdas?
Cruz Azul tenía la ventaja y ganaba bien.
Tenía sometido al América en su casa, incluso Molina había sido expulsado.
La mesa estaba puesta para que llegara el esperado éxito celeste, sobre todo después del gol conseguido por Teófilo Gutiérrez para poner el global 2-0. Hasta hubo opción de un tercer tanto que hubiera sido letal.

Sin embargo, faltaba lo inimaginable.

Minuto 88: Algunos americanistas ya se habían ido del estadio porque no querían ver al Cruz Azul coronarse en el Azteca. Fue entonces que Aquivaldo Mosquera le dio vida a las Águilas, que aún movían las alas. Con la última luz de esperanza, el portero Moisés Muñoz se fue a rematar un tiro de esquina y sacudió el estadio al obligar al alargue.

América vivía de forma increíble, como si se tratara de una final de película.

Llegaron los penaltis y fue cuando muchos entendieron el por qué de tanta lluvia aquella noche. El “Chuletita” y Alejandro Castro fallaron de manera increíble y le dejaron a Miguel Layún toda la gloria. Él también se resbaló al cobrar, pero no falló.

¡América fue campeón!
Y eso, todavía le duele a los aficionados azules, que están esperando la revancha… Y esa tiene que ser en una final, aunque el orgullo quedó tan golpeado que en cualquier duelo contra las Águilas está prohibido perder.