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Mira

26, julio 2014 - 21:40

┃ Omar Delgado

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Por Omar Pérez Díaz
Foto: Liga MX

PACHUCA, Hidalgo.- Fulminante y espectacular. Lo más parecido a un relámpago, casi partió en dos la cancha del Estadio Hidalgo, anoche, a unos minutos de terminar el partido entre Pachuca y Monterrey.

El empate sin goles estaba cantado hasta que Dorlan Pabón se coló por el costado izquierdo del área tuza, prácticamente sin ángulo, sacó un cañonazo con la derecha que borró la reacción del ‘Conejo’ Pérez.

El balón dio al poste y se metió. Un golazo. Un rayo que le dio a Rayados su segunda victoria en el campeonato, superando 0-1 a los Tuzos, resolviendo un partido de mediada estatura.

Los regiomontanos, que se salvaron a lo grande en la primera mitad, así encontraron los tres puntos que lo colocan como líder general con 6 puntos, sin mayor alarde que un juego de conjunto y ordenado.

Los Tuzos se estacionan en tres unidades pero el amargo sabor de un descalabro que revive su peor fantasma: el torneo anterior perdieron cinco juego en casa, además de la gran final. Y ahora se arruinó su presentación.

DESPERDICIO
Fue un desperdicio el primer tiempo. No de tiempo sino de emociones y lo mejor que hizo el Pachuca en ese lapso. Casi fue un monólogo el que hicieron los anfitriones ante la pasividad de los Rayados, que salieron muy reservados al campo.

Mucho más fueron los Tuzos con la dupla de Alustiza y Nahuelpan, y un reacomodo importante por parte de Enrique Meza en su cuadro, ahora colocando de inicio a Salinas, al debutante Olvera, junto con De Buen y Ayoví en mediocampo; casi la mitad de la formación cambiaron, con respecto a la jornada inaugural.

Pese a tanto movimiento, en sus piernas tuvieron el control del encuentro, con notable superioridad sobre Monterrey, que optó por cuidarse, por no desordenarse, un sello que caracteriza a Carlitos Barra.

El asunto es que la velocidad de Lozano y Damm les generó serios problemas, de ahí que el mismo Hirving estrelló un disparo al travesaño, y en otras dos oportunidades Jonathan Orozco savló su meta.

Por si fuera poco, Alustiza también tuvo un par de ocasiones que no resolvió correctamente en el área, amén de alguna otra de Nahuelpan.

La mejor versión de los Tuzos valió un cacahuate simple y sencillamente por su falta de contundencia, mientras que Monterrey daba gracias al cielo.

UN TRALLAZO
La historia fue opuesta en el complemento.

Vino Pachuca a menos, entre su fatiga y la carencia de ideas que exhibió en su mediocampo; en la misma medida, creció la confianza de los visitantes, que ya no permitieron llegar al área con tanta facilidad como en el primer tiempo.

Al paso de los minutos, la banca hidalguense probó con Hurtado, luego con Villalpando y por último con Pizarro, hurgando por algo de creatividad, que nunca llegó.

Barra, en cambio, fue respondiendo al nivel de ajedrecista. Suplió al lesionado Medina por López y más tarde con Cándido Ramírez elevó su apuesta y producción de juego, cosa que Cardozo había tenido a cuentagotas.

Fue ahora el ‘Conejo’ Pérez quien era la figura, atajando un trallazo de Silva y otros dos disparos de Suazo.

Desdibujado el Pachuca, aquello pintaba para empate, ante lo trabado del asunto hasta que el técnico rayado se sacó el jaque mate con Dorlan Pabón, quien sacó agua de las piedras y en los últimos latidos del juego sacó un riflazo para dar la victoria al Monterrey de manera por demás inesperada.
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