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Deportenomics. Jorge Sánchez Tello

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27, septiembre 2015 - 10:24

27 septiembre 2015. Jorge Sánchez Tello

Deportenomics

Economía y Deporte

Por: Jorge Sánchez Tello*

 

Los deportes comenzaron siendo amateurs en el siglo XIX y la mayoría de los que han predominado en los siglos XIX y XX se constituyeron rápidamente como mercados de servicios, por lo que tiene sentido plantearse las siguientes cuestiones: ¿qué se produce en el mercado de servicios de los deportes profe- sionales?; ¿cómo se produce?, es decir ¿quiénes lo producen?; ¿para quién se produce? y ¿cómo es el comportamiento de los clubes y las ligas profesionales?

La empresa, tal y como está organizado el mercado de los deportes, no es una empresa como en el análisis económico tradicional y el producto vendido no es el producto de esa empresa o no totalmente. Tenemos, de hecho, el fenómeno del producto conjunto. Como señala Neale (1964), las empresas deportivas producen un output indivisible de los procesos separados de dos o más empresas.

En definitiva, el producto de una actividad deportiva profesional, en muchos casos, no es solamente el partido sino también la competición deportiva o el campeonato. Por ello, una empresa o equipo, no puede producir ingresos o generar utilidades aisladamente, sino que debe tener la cooperación de una segunda empresa para “producir” el partido y de varias empresas más para producir el campeonato y los demás efectos externos.

Más específicamente, los equipos profesionales proporcionan un producto complejo del que por una parte se benefician ellos directamente a través de la venta de entradas, publicidad, derechos de TV, parkings, bares, venta de camisetas, etc., y, por otra parte, también se benefician otros agentes como los medios de comunicación que reflejan el evento (periódicos), los coleccionistas, etc., sin que los clubes perciban ingresos directos por ello. Estos casos representan industrias conexas a la industria del deporte correspondiente.

Uno de los rasgos característicos del producto deportivo es que el consumo tiene lugar al mismo tiempo y en el mismo lugar, salvo para la televisión y la radio en diferido, que el proceso de producción. El bien (deportivo) es altamente perecedero y los asientos sin vender no pueden acumularse como existencias.

El atractivo de los deportes profesionales se basa fundamentalmente en la calidad de los deportistas. Aunque no podemos negar que los entrenadores, los managers (secretarios técnicos), etc., tienen también una gran importancia en el deporte, son sin duda los deportistas los que producen el espectáculo y por ello los clubes han tratado históricamente de limitar su libertad de acción, para asegurarse el control de sus servicios laborales.

El papel preponderante de los deportes ha sido posible, gracias a la demanda de los afi-cionados que, en un primer momento, veían los partidos en directo y que hoy mayoritariamente lo hacen por televisión. Pero los aficionados no son los únicos consumidores del deporte. Existen otro tipo de industrias que dependen en gran medida de la existencia del deporte, como son: las grandes empresas que fabrican ropa deportiva, los medios de comunicación deportivos, las apuestas deportivas, las subastas de material deportivo, etc.

Algunos economistas señalan que el propietario de un equipo de béisbol puede estar deseando maximizar valores como el prestigio o la publicidad y, para ello, ganar partidos más que ganar dinero puede ser el objetivo. Por ejemplo, la entrada en el mundo del deporte obedece a razones de muy diversa índole, aunque posteriormente los propietarios pueden querer maximizar el beneficio.

 

 

 

*Economista asociado de la FUNDEF

www.fundef.org.mx

www.jorgesancheztello.com

Twitter: @jorgeteilus