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Ajo y agua. Hugo Sánchez
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Hugo Sánchez

31, mayo 2022 - 4:23

Ajo y agua

Ser bicampeón en el futbol mexicano está cañón

 

LOS ROJINEGROS DEL ATLAS LOGRARON LA DOBLE CORONA, UN HONOR QUE HASTA ENTONCES SÓLO TENÍAN LOS PUMAS Y EL LEÓN EN LA HISTORIA DE LOS TORNEOS CORTOS 

 

Ser bicampeón, desde que se establecieron los torneos cortos en 1996, está muy cañón de conseguir. En el futbol actual, cuesta mucho trabajo mantener a un equipo al mismo nivel competitivo, ya que el desgaste físico y mental es tremendo, y esto solamente lo pueden lograr equipos especiales. 

Los Pumas, en el 2004, tuvimos el atrevimiento de demostrar que se puede, entre medias tuvimos una gran motivación de jugar el trofeo Santiago Bernabéu en el maravilloso estadio del Real Madrid, que nos ayudó y empujó a conseguir ese bicampeonato el cual celebramos por todo lo alto. Nunca había visto el Ángel de la Independencia tan lleno y celebrando como pasó con esos dos campeonatos seguidos.

Tuvieron que pasar poco más de nueve años para que otro equipo lograra conseguir la machada: fueron los Esmeraldas de León, por cierto, muy bien dirigidos por Gustavo Matosas, quienes en el 2014 se convirtieron en el segundo bicampeón. Ahora fue el Atlas quien consiguió la hombrada, la cual tiene un mérito enorme por todos los años que tenía el equipo sin ser campeón, ya que el primer y único título de los rojinegros fue en 1951. De eso pasaron 70 años, más de media vida. 

Los Rojinegros, aficionados y simpatizantes estarán festejando por todo lo alto, ya que le ganaron en la final a otro equipo que daba muestras de querer volver a salir campeón, como lo es el Pachuca. Las liguillas en el futbol mexicano hay que saberlas jugar, y más si se trata de una final. En México ya nos acostumbramos a que la competición sea de esta manera, ya que es más atractiva, porque cualquiera de los ocho que entran a la llamada Fiesta Grande puede salir campeón, pero bicampeón, no cualquiera lo hace. 

En la ida, en el estadio Jalisco, el partido estuvo muy intenso y con muchas variantes tácticas-estratégicas. Fue atractivo para el espectáculo. El Pachuca tuvo varias ocasiones claras de gol, pero no tuvo la efectividad, porque aparte se enfrentó ante un portero que salió inspirado, como Camilo Vargas. El resultado de 2-0 fue engañoso de lo que se vio en la cancha. 

Guillermo Almada fue muy atrevido al jugar el partido de ida con tanto desparpajo, tanto fue así que de no haber recibido el segundo gol hubiera sido menos difícil la misión de remontar, pero con el gol de Quiñones, al final del partido, en un descuido de falta de oficio defensivo de los jugadores de Pachuca, les costó el campeonato, ya que en el partido de vuelta, en el estadio Hidalgo, normalmente complicado, Diego Cocca demostró que en su parado táctico y estrategia, le iba a sacar mucho provecho a ese 2-0 inicial, ya que hizo un planteamiento muy inteligente de desgastar al rival y llevarlo a la desesperación por no darle espacios al rival para anotar los goles que le hacían falta.

Hubo una jugada que ensució el espectáculo en el primer tiempo, donde el árbitro y sus secuaces inventaron un supuesto fuera de juego en una jugada en la que se reclamó penalti a favor del Pachuca. Minutos más tarde, el balón golpeó la mano de un defensor de los Tuzos y tanto el árbitro como sus secuaces en el VAR señalaron un penalti que le permitió al Atlas anotar un gol más gracias al disparo de Julio Furch. Eso fue suficiente para que el resultado favoreciera a los Rojinegros. 

El segundo tiempo fue desangelado, sin jugadas emocionantes ni intervenciones de los porteros, ni suspiros ante la posibilidad de una jugada de peligro. Al final ese segundo partido fue un tanto descafeinado y ensuciado por esa jugada del supuesto fuera de juego que influyó en el resultado. 

Eso, sin embargo, no quita ningún mérito al Atlas de conseguir su tercer título en la historia del balompié mexicano, en la cual América domina la tabla de más campeonatos con 13; le siguen las Chivas, con 12; Toluca, con 10; Cruz Azul, con nueve; León, con ocho; Tigres y Pumas, con siete, y los Tuzos, con seis, que no pudieron recortar la distancia. Atlas ya tiene tres títulos en su vitrina; uno, en el siglo pasado, y ahora, parece ser que este siglo será mejor. 

 

¡Que te lo digo yo!