Con la tecnología de Google Traductor

Mira

Ajo y agua. Hugo Sánchez
titulo-foto

Hugo Sánchez

20, noviembre 2018 - 2:08

Ajo y agua

Soy la persona ideal

Reúno las características necesarias para dirigir el proceso mundialista rumbo a Qatar 2022, pero es necesario el respaldo y credibilidad de los dueños y la mayoría de los técnicos

POR HUGO SÁNCHEZ

En nuestra Selección Nacional simplemente no se encuentra el rumbo, y Guillermo Ochoa me hizo recordar con sus declaraciones qué es lo que está haciendo falta en el futbol mexicano.

Entre sus apreciaciones hay una que es fundamental, la referente a que no se sabe qué rumbo tomar. Y estoy totalmente de acuerdo con él. Jugando yo en Europa, como lo está haciendo él, después de cada temporada o en el algún llamado a la Selección Nacional, los medios de comunicación me hacían siempre las mismas preguntas, y cuál es mi tristeza al comprobar que hemos cambiado muy poquito; son prácticamente los mismos problemas que teníamos entonces, a diferencia de que ahora hay más jugadores mexicanos en el extranjero, sobre todo en Europa, donde se concentran los mejores futbolistas del mundo, y hacia donde deberíamos apuntar como objetivo todos los futbolistas mexicanos.

Es claro que ya no hay tantos espacios para ejercer nuestra linda profesión, porque muchos de esos espacios de trabajo están siendo ocupados por gente que viene de fuera con un mejor pago y, lo más triste, con un mejor trato. Esto provoca que los mexicanos tengan que salir a otro país a trabajar y triunfar, como lo ha hecho Memo y antes lo hice yo, ya que para que te dejen triunfar en México, da pena decirlo, es mucho más difícil. Esa mentalidad es de una idiosincrasia arraigada que nos ha costado mucho trabajo hacer a un lado y tristemente se demuestra de muchas maneras, como es el malinchismo, cómo les abrimos y facilitamos todo a los que vienen de fuera, mientras hacemos la vida difícil y hasta imposible a los de casa.

El rumbo al que hace referencia Memo no se visualiza entre los dueños de equipos ni entre los federativos, pues no saben tomar decisiones deportivas. Ahí es donde deberíamos actuar y tener en un puesto importante a los que sí conocemos y sabemos de esto. En el América, por ejemplo, en su momento lograron buenos resultados teniendo a Ricardo Peláez como presidente deportivo y a José Romano como presidente operativo. Cada uno con su capacidad manejaba el área respectiva y tomaba decisiones.

Pero es evidente que a los dueños les gusta tener su juguete sin dirigentes que tengan conocimientos y capacidad deportiva para tomar decisiones más convenientes en beneficio de su club y, por supuesto, también de la Federación Mexicana de Futbol, de la Liga MX y de la Selección Nacional.

Si todos los equipos tuvieran esas dos figuras importantes: una, la deportiva y otra, la operativa, que envuelve todo lo administrativo, lo comercial, lo político, lo social; el panorama sería totalmente distinto.

Por otra parte es una pena perder seis meses excusándose de que el periodo mundialista es de cuatro años, y en esta ocasión se ha retrasado por la climatología de Qatar. Eso no es disculpa ante la incapacidad de encontrar a la persona idónea para hacerse cargo de un proceso, y lo reitero, porque yo ya se lo dije, en su momento, a los dueños, que para ser campeones del mundo necesitamos un proceso de 12 años, que se les quite de la cabeza que con cuatro años lo van a lograr. Yo era la persona ideal, porque reúno las características necesarias para ejecutar ese proceso, pero con el respaldo y la credibilidad de todos los dueños de los equipos y la mayoría de los directores técnicos.

He sentido que el cargo de seleccionador nacional es un puesto que me queda a la medida. En su momento lo disfruté y demostré mi capacidad mientras hubo respaldo, y eso fue en la Copa de Oro que llegamos a la final y perdimos contra Estados Unidos, y cuando obtuvimos el tercer lugar en la Copa América de Venezuela, en 2007, venciendo a Uruguay. Pero lejos de cuidarme, de respaldarme, no me protegieron y me quemaron con la selección preolímpica. Moraleja: espero que hayan aprendido.

Ahora bien, insisto, para ser campeones del mundo necesitamos un proceso de 12 años con un líder que vaya al frente convenciendo a todos de que sí se puede conseguir, porque si no, no se logrará el objetivo que todo proceso debe tener.

Otro tema que señaló Ochoa es el de la cantidad de futbolistas que tienen Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Colombia, etcétera, jugando fuera de su país. Estamos todavía lejos de poder competir a esos niveles en el continente americano. Imagínense también las limitaciones que tenemos para competir contra otros continentes, sobre todo el europeo, y hasta el africano, que tiene muchos jugadores repartidos en todo el mundo. Es la industrialización que siempre que venía a México comentaba, siendo jugador, y lo he insistido siendo técnico, y obviamente la respaldo y comprendo las palabras de Guillermo Ochoa.

Otro tema a comentar es que en la Federación y en la Selección falta más reglamentación. Desde que yo era jugador existía un régimen interno, como lo hay en todos los clubes del mundo, pero en la selección de cada país es distinto, porque debería establecerse y aplicarse sin contemplaciones, y que, por ejemplo, aquel jugador que sea llamado a la Selección Nacional en partidos oficiales o de fecha FIFA, esté obligado a asistir. De no ser así, sería primero advertido, después sancionado y finalmente no volverlo a llamar nunca más.

Y la queja que siempre ha existido, y lo digo por experiencia tanto a nivel de jugador como de seleccionador, es que en la Selección Nacional no se es tratado como la gran estrella que se es, y a la vez recompensado económicamente en proporción a las ganancias y los ingresos que genera la Selección, ya que quienes la integran son los futbolistas profesionales, y éstos al no ser remunerados, no arriesgan su contrato en los clubes, porque jugar un partido con la Selección no justifica el arriesgar un contrato por la miserable cantidad que se les reparte en proporción a las altas ganancias que reciben de todos los patrocinadores y por los derechos de transmisión de los partidos.

El ejemplo que he puesto en otras ocasiones y que seguiré mencionando es el de España, cuya selección reparte el 50% de todos los ingresos en cuanto a patrocinadores se refiere. Ya es tiempo, mexicanos.

¡Que te lo digo yo!