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Ajo y agua. Hugo Sánchez
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Hugo Sánchez

25, junio 2019 - 0:59

Ajo y agua

Las odiosas comparaciones

CR7 y Messi han disputado la supremacía del orbe en cuanto al mundo de las patadas se refiere, pero en este momento “La Pulga” experimenta un pasaje complicado, no sólo por no alcanzar la Champions en las últimas ediciones, sino por ser incapaz de trascender con la Albiceleste

En repetidas ocasiones y mediante este espacio he mencionado lo afortunados que somos al presenciar una época marcada por dos de los mejores jugadores en la historia del futbol. Evidentemente me refiero a Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, quienes han acaparado los reflectores a lo largo de los últimos 11 años, con cinco Balones de Oro cada uno.

Y aunque las comparaciones siempre son odiosas, es imposible no hacerlo entre el portugués y el argentino, pues en su carrera por la supremacía han recorrido caminos muy similares, repartiéndose el botín de cuanta competición han disputado, y siendo determinantes con sus respectivos equipos.

Si CR7 es el máximo goleador histórico de la Champions League, con 126 tantos; Lionel Messi lo es de la Liga española, con 419 anotaciones.

En cuanto a títulos, Cristiano Ronaldo tiene cinco Champions League, mientras que Lionel Messi posee cuatro.

La lista sigue con el Mundial de Clubes: cuatro para el ahora delantero de la Juventus, y tres para el capitán del Barcelona. Ambos presumen tres Supercopas de Europa en sus vitrinas, y así nos podríamos ir con cada logro, tanto individual como de conjunto.

Sin embargo, existe una gran diferencia entre ellos cuando de selección nacional hablamos, pues Cristiano Ronaldo tiene en su haber el título de campeón de Europa, así como el de la nueva Liga de Naciones de la UEFA, obtenido recientemente.

Con Portugal, CR7 no sólo es el referente, es el líder y máximo ídolo de todo un pueblo, que, prácticamente, lo ve como deidad.

Diferente y cruda es la realidad de Messi con Argentina, luego de perder dos finales de Copa América. Su gran cuenta pendiente es darle un título a la Albiceleste, en la que constantemente se le recrimina por no ser el jugador determinante que es con el Barcelona.

Y lo vemos ahora mismo, precisamente en la Copa América de Brasil 2019, en la que después de tres partidos sólo lleva un gol, y anotado de penalti.

Tras perder ante Colombia, empatar con Paraguay y ganarle a Qatar, la selección de Argentina logró, con mucha angustia y dudas, su pase a los cuartos de final, pero, aunque duela aceptarlo, no fue gracias a Messi.

Lo anterior ha generado grandes críticas contra el delantero del Barcelona, quien incluso, tras perder la segunda final de la Copa América Centenario 2016, decidió renunciar a su selección. Posteriormente regresó después de una ardua labor de convencimiento, pero volvió a hacerse a un lado después de ser eliminado del Mundial de Rusia 2018.

Igual decisión tomó Cristiano Ronaldo tras concluir su participación en la Copa del Mundo, en su caso, alegando que necesitaba descanso, cuando lo que realmente buscaba era salir de los reflectores debido a que fue acusado de una supuesta violación en Estados Unidos.

Entiendo, hasta cierto punto, sus motivos. Pero también soy de la idea que a una Selección Nacional se debe ir en todo momento, en las buenas y en las malas.

Vestir la playera de cualquier combinado nacional es un privilegio, y en mi época como jugador era un auténtico lujo, porque no cualquiera llegaba a ganarse el derecho a ser convocado.

Pero los tiempos han cambiado y ahora las selecciones nacionales parecen ser negocio en el que todos deben salir beneficiados, y no solamente los directivos, porque ya estamos notando la necesidad de que los jugadores se sienten a negociar y llegar a acuerdos que sean satisfactorios para todas las partes. En el caso especial de México, es necesario cambiar los sistemas en términos generales, y en el deporte, específicamente en el futbol, no se están haciendo las cosas como lo hacen los grandes países futbolísticamente hablando, y en ese sentido tenemos referencias como España e Inglaterra, ya que los resultados de su futbol, primero, y después de sus ingresos, avalan su grandeza. No debemos dejar pasar más tiempo para imitarlos y conocer cuáles son sus formas, porque si no hacemos esas modificaciones, va a ser dificilísimo, por no decir casi imposible, ganar un gran título tanto continental como mundial.

Y en este caso los más perjudicados, como siempre, han sido los explotados jugadores, y después, obviamente, todos los aficionados que quieren ver un mejor nivel de jugadores en sus selecciones con la finalidad de poder competir contra los mejores equipos del mundo, siempre y cuando se regrese a las competencias internacionales que antes se tenían, como la Copa América, la Libertadores y la Sudamericana.

Se debe hacer atractivo el asistir al llamado de una potente Selección Mexicana que luche por ganar competencias importantes. Es el momento de dar el manotazo en la mesa para exigir, no para pedir favores… para exigir.

¡Que te lo digo yo!