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Ajo y agua. Hugo Sánchez
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Hugo Sánchez

13, agosto 2019 - 1:44

Ajo y agua

¡Aunque les joda!

Memo Ochoa regresa como lo que es, todo un triunfador, y aunque no faltan los malinchistas, siempre inconformes, el portero redondeará en el América lo alcanzado a lo largo de los años en el viejo continente; es, sin duda, el mejor portero mexicano, en Europa.

Hablar de fracaso en la carrera profesional de Guillermo Ochoa, por su regreso al América, me parece tan absurdo como un concierto insonoro. Y creo que, nunca mejor dicho, habrá que hacer oídos sordos ante la crítica dirigida al que hasta ahora es el mejor portero mexicano, que ha jugado en el futbol europeo. No termino por comprender cómo hay quién mencionó la palabra “fracaso” o “retroceso”, cuando el conjunto de Coapa confirmó, como se especulaba desde días atrás, el regreso del ahora ex portero del Standard Lieja de Bélgica.

Es inaudito pensar así de Memo Ochoa, quien voló hasta el viejo continente convertido en ídolo del América, uno de los equipos más importantes de nuestro país. Lo hizo hace ocho años para defender el arco del Ajaccio de Francia, al que ayudó a evitar el descenso en su primera temporada, y en el que también brilló como estandarte.

Sus enormes actuaciones y atajadas cada semana, incluidas las que firmó frente al sueco Zlatan Ibrahimovic, por aquel entonces delantero del París Saint Germain, llevaron al portero a ser distinguido hasta el punto en el que se vio en la órbita de grandes equipos como Liverpool de Inglaterra, el Milán de Italia, y hasta el propio equipo de la capital francesa.

Si no llegó a concretarse su fichaje con cualquiera de estos grandes de Europa fue por su condición de jugador extracomunitario, su único, pero gran impedimento, al desempeñarse en una posición en la que los clubes de todo el mundo no suelen quemar sus cartas con jugadores extranjeros.

No obstante, en la línea de perseguir su sueño, Ochoa fichó con el Málaga de España, con el que se preveía alcanzaría la proyección necesaria para dar el gran salto.

Tras sus grandes actuaciones en el Mundial de Brasil 2014, llegó al club malagueño con el cartel de estrella, sin embargo, ahí se topó con una barrera, la del camerunés Carlos Kameni, quien, por cierto, era entrenado en ese entonces por Thomas N’Kono, quien es paisano suyo, y que por obvias razones tenía mayor predilección por él que por Memo. Quiero recordar que N’Kono fue el segundo portero al que más goles le anoté en mi trayectoria por el futbol hispano, ya que el primero fue Andoni Zubizarreta.

Encima de esto, Ochoa no contó con la confianza de Javi Gracia, técnico del Málaga y a quien, no obstante, llegó a responder. Eran pocas sus participaciones, solamente en la Copa del Rey de España, pero Ochoa tenía el objetivo de conseguir la doble nacionalidad para dejar de contar como jugador extracomunitario.

Por eso accedió ir cedido a préstamo por una temporada al Granada, equipo con muchas carencias en todas sus líneas, pero en el que, con eso y todo, brilló cada jornada, con espectaculares atajadas.

A su regreso al Málaga aguantó de todo, y fue hasta que el Mundial de Rusia 2018 apareció en el horizonte. Entonces, el nacido en Guadalajara tuvo que buscar la puerta de salida para no poner en riesgo su llamado a la Selección Mexicana.

Muy lejos, en una Liga de menor prestigio, el Standard Lieja lo recibió con los brazos abiertos. Ahí jugó dos temporadas, en las que Memo no pasó desapercibido y volvió a llamar la atención de otros grandes equipos europeos, como el Napoli de Italia, el Valencia de España y hasta en el Porto de Portugal, para suplir, nada menos, que, al histórico Iker Casillas, ex capitán del Real Madrid y de la Selección Española, quien debió hacer una pausa en su extraordinaria carrera profesional para recuperarse del infartó que sufrió el 1 de mayo, durante un entrenamiento.

Memo tuvo la oportunidad de llegar a la MLS, en la que hubiera recibido mucho más dinero que el que América le pagará al año. Regresar al futbol mexicano es comprensible, ya que demostró gran madurez al renunciar a disputar la Champions League.

En sus logros, no obstante, quedarán los dos partidos de fase previa de clasificación a la Champions League con el Standard Lieja.

Ese es, quizá, el mayor mérito de Paco Memo Ochoa, brillar en una Liga lejana a las principales potencias de Europa. Hay que destacar que de los 260 partidos que el mexicano disputó en Europa, 53 fueron sin recibir ningún gol.

Pasará mucho tiempo antes de que volvamos a ver a un portero mexicano triunfar en el viejo continente. Así será mientras nuestros dirigentes no entiendan la importancia de facilitar la salida de los futbolistas mexicanos, ya que, mientras más de ellos estén fuera y bien valorados, será mejor para la Selección Nacional y para el futbol mexicano.

Tiempo al tiempo, para Ochoa, quien, a sus 34 años de edad, reconfirmará su calidad y talento como extraordinario portero, mientras que a los malinchistas les joderá que siga triunfando, como lo hizo muchos años fuera de México.

Lo digo por experiencia propia, pues incluso siendo goleador histórico del Real Madrid, el mejor equipo de todos los tiempos, tuve a mis detractores malinchistas, a quienes obviamente ignoraba, ya que mis goles y mi trayectoria hablan por sí mismos. Lo mismo tiene Memo Ochoa, quien, con su trayectoria e historial, tiene, como yo, el derecho de jugar donde se le hinchen las amígdalas.

¡Que te lo digo yo!