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El Pollo de Tlalpán. Daniel Reyes
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El Pollo de Tlalpan

30, enero 2018 - 15:09

El Pollo de Tlalpan

PROMETES Y PROMETES 

Parece que fue hace unas orugas cuando levantábamos las copas de sidra y nos empacábamos las uvas de la quimera deseando en cada una de ellas bendiciones y parabienes y de pronto como si fuera una broma del destino el mes de enero ya está en tres y dos a punto de pasar a la historia; aunque a decir verdad no todo está perdido pues todavía tenemos muchas esperanzas de que en el verde terreno de la ilusión provoquen grandes emociones los llamados a ser las estrellas refulgentes de la liga. Esos que llegaron y otros que ya estaban, pero que son el principal cartel de sus escuadras.

En este punto cabe la aclaración que el peculiar torneo doméstico en su versión liguera apenas dura 17 jornadas más la Fiesta Grande, es decir, si llegas a la final otros seis juegos 23 partidos; pero a las grandes contrataciones se les dan 7 u 8 partidos para que se “adapten” y “entren en ritmo” cómo si nunca hubieran practicado el idioma universal que es el balompié; es decir que de no calificar a la fiesta de fiestas el refuerzo o la estrella en cuestión tan sólo habrá participado en 9 o 10 partidos; no así los que ya llevan un ratón en el equipo y andan cómo que quieren y no, pero ese es otro cantar: ahí le van algunos ejemplos.

Landon Donovan el famoso “amigo de México” es un enigma total, pues ya tenía un rato de holgazán antes de que los del estómago esmeralda decidieran colocarle sus tachones y ponerle a entrenar; su calidad no es cuestionable, pero se me ocurre en éste instante un título de famosa melodía del charro de Huentitán para señalar lo que se puede esperar del gringo más mexica: “Dios perdona, el tiempo no”. Échese ese trompo a la uña.

Walter Montoya, habilidoso mediocampista que ha pasado con tal discreción que pareciera que nunca jugó en el Sevilla de España, ni que es Argentino de nacimiento; cómo es una bonita costumbre en La Máquina azul, se pusieron hartas ilusiones en el chiquito, pero picoso jugador y hasta ésta bendita hora nada que contarle a mi hermana que vive en Washington y que cada semana me pregunta por los cementeros.

En esa misma llamada que me hace mi carnala (no presto nada) igual me pregunta por el “Gullit” (la muy inocente) yo le digo lo mismo desde que llegó el alegre compadre de la música y la madrugada.

La “Chofis”, también conocido cómo Lalis, lo han vendido carísimo casi el “nuevo ídolo de la juventud”, pero la mera neta no ha hecho nada sobresaliente, un pase por aquí, una falla por allá, una caída más para acá y párele usted de contar, si acaso el golecito que le clavó al Toluca en la jornada uno y no se diga más (que por cierto no debió contar porque era mano).

Hablando del diablo, solamente a él se le puede ocurrir contratar a un niño problema como lo es “Ángel” Reyna, un carnal que ya estaba más cepillado que perro de rico, bota de militar o melena de Danny Romo para el fut de paga, pero que alguien lo acomodó en el Estado de México. En los pocos minutos que ha tenido el también llamado “Pleititos” (uno de los mejores bautizos del Christian) no ha mostrado “Nancy”, por el momento es suplente y al paso que vamos por ahí de la jornada 15 seguirá de banca.

Por último, las dos grandes estrellas del firmamento pambolero universal: Jérémy MénezAndrés Ibargüen, en sus primeras patadas han quedado a deber respecto al recibimiento que tuvieron, digno de Elvis, los Beatles o mister potato (el que sabe el idioma de Shakespeare sabanas a quién me refiero), Andy corre y corre y nada más, mientras que el francés el sabadaba que apareció, en la primera jugada que tuvo, al llegar al área, se le fue la luz y se cayó; dirían en el barrio: “le pesaron las caguamonas”

Y en la segunde intervención, entró solito y definió cómo lo hubiera hecho un cono.

Pero bueno dejemos que el tiempo los, y nos ayude, y esperemos que alguna de esas promesas se convierta en realidad.

Cierro con una obra titulada “¡Ay mi liga!”

Dicho sin felicidad,

Con evidentes flacuras,

Lo que es una realidad,

Somos huérfanos de figuras.

Y si no, quéjense a la FIFA.

Twitter: @pollodetlalpan