La Comisión Disciplinaria sigue reuniendo pruebas para dar su veredicto respecto a la violencia que se presentó el viernes pasado en el estadio de Veracruz. Si el análisis es profundo, eso quiere decir que ahora sí se va a sentar un precedente y vamos a tener como respuesta un castigo ejemplar, bien pensado, con bases firmes, porque me decepcionaría mucho que después de tanta investigación y entrega de pruebas de un equipo y del otro, al final digan: multa y un partido de veto.

La verdad, eso sería ridículo, cuando lo que vimos fue realmente espantoso. Porque Dios es grande no hubo muertos. Basta ver al vándalo del picahielo, un auténtico asesino en potencia. Por el simple hecho de que no se cumplió con la revisión en los accesos, ahí debe aplicar un partido de castigo. Por la trifulca y toda la sangre derramada, creo que aplica muy bien otro juego de veto. Y ni se diga por la falta de seguridad. Pienso que, mínimo, deben ser tres partidos más las multas correspondientes. Hasta sobrecupo hubo. Ahora bien, si la Disciplinaria quiere verse realmente enérgica, tiene material de sobra para poner mano dura en este asunto tan vergonzoso y que ha dejado tan mal al futbol mexicano.

Insisto, uno o dos partidos sería algo muy tibio para la magnitud del problema. Recordemos aquella bronca en el Clásico Tapatío entre Atlas y Chivas, cuando los policías recibieron una golpiza terrible. La sanción fue de risa. Clásico partido de veto y multita. Así no se puede combatir la violencia. Es consentirla, tolerarla y querer ahuyentarla con un soplido. Queda claro que en este tipo de problemas hay que ser más enérgicos y no pensar en lo perjudicado que se vería un equipo, cuando el futbol ya se vio manchado.

Al Veracruz sólo le quedan cuatro partidos en casa, en donde se había visto muy fuerte antes de perder con Tigres. En la fecha 10 recibirá al Puebla, rival directo en la lucha por la permanencia; en la 12, le tocará enfrentar al Cruz Azul; en la 14 va contra Necaxa, y su último juego de local será en la jornada 16, frente a Rayados. Es decir, un veto de tres o cuatro partidos le podría costar hasta la categoría al equipo dirigido por Carlos Reinoso.

Habrá quien piensa que exagero y que una sanción mayor a dos partidos no se presentará, pero creo que el salvajismo en los estadios es cada vez más exagerado y necesita castigos realmente ejemplares.

CLÁSICO JOVEN

En el Cruz Azul nadie puede decirse contento, por más que aseguren que en cada partido han jugado bien y han dado el máximo esfuerzo. Cuando las victorias no llegan y, a la par el descenso se convierte en una amenaza más clara, nadie puede decir que está bien y mucho menos tranquilo. La Máquina tiene como misión principal, no perder con el América, porque el partido de Copa ya es lo de menos. Los aficionados cementeros sólo recuperarán la confianza en su equipo con un triunfo sobre las Águilas, que andan volando muy bajo y ahora es cuándo para ganarles.

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