Pareciera que si los medios de comunicación criticamos al técnico de la Selección por sus malas actuaciones y los pésimos resultados que saltan a la vista en los últimos torneos que ha participado, es porque no nos gusta nada y estamos en contra de todo, cuando es el propio señor Juan Carlos Osorio el que se ha encargado de generar este huracán de críticas hacia su persona y los gritos que escuchó a su salida del Rose Bowl y a su llegada en el aeropuerto capitalino son una clara muestra de la molestia, la rabia, la frustración y el coraje que siente el aficionado al ver que su equipo al que siempre apoya, lo decepciona en los momentos más importantes.

La conferencia de Pompilio al final del juego contra Jamaica creo que es mejor olvidarla, porque en nada ayuda al señor Osorio, a quien se supone que Guillermo Cantú lo trajo porque pintó un proyecto novedoso, me atrevería a decir que hasta increíble y exitoso para el futbol mexicano.

Entiendo a Memo en la parte de querer traer a alguien de fuera, porque después de lo difícil que fue lidiar con técnicos de casa en el último proceso, como que buscó limpiar un poco el ambiente y encontró en Osorio algo distinto, un entrenador con verbo, visión, estudio, inteligencia y capacidad. Pero lo que nunca supo Cantú es que contrató a un técnico que estaba esperando el momento de manejar un equipo a su antojo en el que pudiera poner a prueba sus más “profundos” estudios futbolísticos. Es decir, la Selección Mexicana le ha servido al colombiano para practicar, para experimentar, para inventar, para hacer lo que en otros equipos no pudo, porque ni él mismo sabe hacia dónde va. Empezó a intentar algo que de entrada le funcionó y siguió experimentando hasta llegar a un punto en el que su proyecto inicial se le fue de las manos. Ya no lo pudo controlar y ahora no sabe cómo salir de esta. En pocas palabras, solito se está ahorcando. No son los medios de comunicación, no es el público que pide su salida a gritos, los que se están equivocando. Me vería mal si en lugar de escribir que México ha fracasado, como finalmente lo siento, apunto que no sabemos ver el fondo de las cosas y que no entendemos la razón de este proyecto que pinta para cosas grandes, porque se está jugando con una idea diferente y Osorio es un genio, al que sólo le falta tiempo.

Definitivamente no sería nada sensato querer tapar el sol con un dedo. Lo que me es difícil entender es que Cantú, quien jugó futbol y sabe perfectamente de lo que estamos hablando, vea lo contrario a nosotros y diga que las rotaciones llegaron para quedarse. México jugó en Copa Oro contra selecciones de un nivel futbolístico muy pobre. El Salvador y Honduras están en una aguda crisis desde hace tiempo. Ya ni hablar de Curazao, y por más que me digan que Jamaica ha crecido, cuántas veces no se habló de gran talento futbolístico de jugadores campeones del futbol mexicano, como Pizarro, Pineda y Pereira, de elementos de experiencia en la mayor, como Molina, Dueñas, Ayala y Corona. Cuántas veces no se dijo que Elías Hernández merecía una verdadera oportunidad en el Tricolor. Jugaron jóvenes con futuro como Edson Álvarez, Érick Gutiérrez, Jesús Gallardo y hasta Ángel Sepúlveda. Pero bajo el mando de Osorio empezamos a ver esa película que ya hemos visto en otras ocasiones, se rompió la conexión entre los futbolistas y su técnico, el jugador fastidió o simplemente se confundió y por eso vimos un equipo inoperante que tenía mucha posesión y nada de futbol. Centros y más centros al área sin sentido. Nadie penetraba, nadie encaraba, tampoco había paredes y al final Jamaica encontró el gol que definió el partido y así hemos vuelto a las andadas. A lo de siempre, a lo de antes. Y pareciera que somos injustos porque deberíamos estar saltando de gusto porque con Osorio México sí va al Mundial y Jamaica no.

¿Y a qué vamos al Mundial?

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