¿En qué estamos cayendo?

Lo publicado por Javier Hernández en defensa de Osorio es muy polémico. Aclaro que siempre le he reconocido su gran trayectoria. No cualquiera juega en el Manchester United, Real Madrid, Bayer Leverkusen y ahora regresa a Inglaterra con el West Ham. Ya quisiéramos tener varios futbolistas como él, militando en los principales clubes europeos, aunque esta vez no comparto su idea.

La bola de nieve generada por Juan Carlos Osorio sigue creciendo y como decía ayer, él mismo la provocó. Sus ideas, su estilo de juego, sus rotaciones y su “filosofía”, hoy tienen al colombiano en el ojo del huracán, porque al recibir como orden principal clasificar al Mundial, lo cual está a punto de lograr, se dio tiempo de ponerse a inventar, pues la tarea encomendada está casi cumplida. Es muy posible que los directivos que lo contrataron tengan culpa por no ponerle metas más altas y exigentes en la mesa, porque en la zona de la Concacaf, clasificar a una Copa del Mundo no se puede considerar una misión imposible, al menos no para México. Sin embargo, el aficionado que paga un boleto por ir a ver a su Selección y apoyarla, lo hace porque quiere ver triunfos y éxitos de su equipo. Recientemente lo vimos aquí en México contra Honduras y Estados Unidos en el Azteca, después en Rusia durante la Copa Confederaciones y también en Estados Unidos en la Copa Oro. Cuando México va a los mundiales se desata la locura y podríamos decir que la mejor afición del mundo es la mexicana.

Pero qué pasa cuando los resultados no son los esperados. Ya lo sabemos porque lo hemos visto antes y no es algo particular con el señor Osorio. El público se enoja, grita, y no se queda callado cuando tiene que probar un trago amargo. Normalmente, el público siempre se le entrega a su Selección, que es la que casi siempre le termina fallando. Y a pesar de todo, este amor sigue siendo incondicional. Quisiera ver que en algún momento, la gente le diera la espalda al equipo que tantas veces ha fracasado en la cancha. Sin embargo, eso nunca va a suceder porque la Selección Mexicana tiene al mejor público del mundo, porque a pesar de tantas vergüenzas, corajes y tristezas, el aficionado vuelve al estadio para apoyar a su equipo. Desde luego que los insultos a cualquier persona siempre estarán mal, pero después de leer el texto de Javier Hernández, me quedan varias inquietudes y como él mismo lo escribió, yo creo que sí se arrepentirá de lo que dijo. Primero porque esas vergüenzas, corajes y tristezas que mencionó, han sido más del equipo hacia al público, que del público al equipo. Pienso que cualquier Selección del mundo quisiera tener un público como el mexicano, fiel, entregado y entusiasta. Que ciertamente explota cuando ve que los resultados no son los esperados.

Si el señor Osorio se siente mal por el trato recibido, yo creo que primero debe estar agradecido con un país como México que le dio un gran trabajo que ya quisieran tener otros técnicos mexicanos. Un Mundial lo espera. Es más, la propia Selección de Colombia no tiene técnico colombiano, porque confiaron más en un argentino. Osorio debe entender que no le está cumpliendo al público mexicano, el cual ya se echó en contra. Y si creyó que con dirigir al Tricolor sólo tenía que cumplirle a Decio de María y Guillermo Cantú, sinceramente se equivocó. Bien lo dijo el Chepo de la Torre, la gente tiene derecho a gritar lo que quiera y vaya que él también la sufrió.

Se acabó el espacio, sólo diré que para cualquier jugador en el mundo, llámese como se llame, las redes sociales no son el mejor camino para defender a su técnico. Para eso está el terreno de juego.

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