Siempre que la Selección juega algún amistoso, el técnico Juan Carlos Osorio se dice satisfecho del examen y no deja de destacar lo provechoso que fue el partido, y de las buenas conclusiones que sacó.

Ojalá que esta noche contra Gales, realmente le sea productivo, le saque todo el jugo posible y que las conclusiones sean muy benéficas, porque el 17 de junio se acerca y ante tantas lesiones, creo que habrá más dudas que buenas cuentas.

Sinceramente espero equivocarme, pero ¿de qué sirve un amistoso cuando no se puede ensayar bien, con el cuadro que enfrentará a los alemanes?

Es cierto, en estos momentos todas las selecciones están contrarreloj y no hay tiempo de cocinar a fuego lento, sino en microondas. Lo único bueno que tiene ahora México es saber que se cumplió con un proceso de cuatro años y que los jugadores convocados por el técnico colombiano saben lo que pide el entrenador. Eso debe ser una ventaja, al menos la adaptación a un estilo de juego ya no debe ser tan complicada. Claro, para enfrentar a Alemania y ganarle hay que hacer mucho más, porque también los rivales del debut mundialista tienen tiempo con el mismo estratega y entienden mejor el sistema, que han respetado durante años.

Aquí, el técnico que llega impone su estilo y le dan unas facilidades impresionantes para hacer lo que se le pegue la gana en el terreno de juego.

Lo importante es que los seleccionados no dicen nada, y el que calla otorga. Entiendo que todos quieren ir a un Mundial y por lo mismo prefieren alinearse a lo que el técnico pida. El asunto es que la historia no oculta la verdad y cuando en un proceso los jugadores no están contentos, le tienden la cama al entrenador, como ya ha sucedido. Aquí parece haber conexión, entendimiento y respeto hacia Juan Carlos Osorio, y eso debe sacar adelante al equipo. Soy de los que piensa que el colombiano no está explotando al máximo las cualidades del futbolista mexicano y que su estilo de juego, más su forma de trabajo, con las famosas rotaciones, no benefician a la escuadra Tricolor.

Sin embargo, el grupo se ve contento y animado. Eso es bueno. Quiero pensar que esa fortaleza interna le abrirá paso a México en la próxima Copa del Mundo, para alcanzar lo que no se ha hecho en los últimos Mundiales: Disputar el mentado quinto partido.

Hoy, contra Gales, lo importante será recuperar elementos lesionados. El resultado no tendrá mayor importancia, tampoco frente a Escocia ni Dinamarca. El bueno es contra Alemania. Y ese partido en Moscú habrá que ganarlo a como dé lugar. Bueno, hasta el empate sirve bastante.