México ha sufrido derrotas muy dolorosas a lo largo de su historia y no necesariamente tuvieron que ser goleadas. Simplemente los fracasos para Alemania 74 y España 82 son y seguirán siendo una vergüenza. Los jugadores que vivieron esos terribles descalabros tuvieron que aprender a vivir con esas cicatrices. No cabe excusa ni pretexto, fracasaron y punto.

Curiosamente, sí se llegó al Mundial del 78, que estuvo en medio de esos dos fracasos antes mencionados. ¿Y qué pasó en Argentina? Golizas, derrotas y vuelta a casa con la cola entre las patas. Si bien México perdió 7-0 frente a Chile en 2016, durante el desarrollo de la Copa América Centenario, la verdad es que el resultado puede ser de escándalo, pero ni ir a un Mundial o perder todos los partidos de una Copa del Mundo puede ser más doloroso.

Y por más que a un jugador no le haya importado lo ocurrido, la verdad es que siempre será perseguido por esos fantasmas. Así como los triunfos se recuerdan con alegría, los fracasos nunca se van.

De ahí, la importancia de ganar. De buscar siempre los mejores resultados, para no permitir que los fantasmas del pasado regresen. Hay que espantarlos con triunfos, con éxitos que pasen a la historia y no con amargas derrotas que se conviertan en pesadillas a media noche.

México y Chile se enfrentan esta noche. El Tricolor sabe que el último resultado frente a los andinos fue de escándalo y además impidió el boleto a una tercera final en Copa América. Al final, los sudamericanos levantaron la Copa, pero cuando llegue su próxima eliminatoria, se les aparecerán sus propios fantasmas, porque ahora La Roja está obligada a ir por su boleto al siguiente Mundial, el de Qatar 2022. De no conseguirlo, esa brillante generación de futbolistas, encabezada por Vidal, Alexis y compañía, quedará más marcada por sus fracasos, que por sus éxitos. Por eso es importante ganar.

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